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Sunday, January 18, 2009

DOS EXPRESIDENTES PROGRESISTAS HABLAN SOBRE AMERICA LATINA Y EUA

Con Obama un diálogo maduro

Escrito por RICARDO LAGOS PUBLICADO EN EL CORREO DEL SUR SUPLEMENTO DE LA JORNADA EN MORELOS http://www.lajornadamorelos.com/suplementos/correo-del-sur

En enero de 1961 aterricé por primera vez en Estados Unidos. Iba a Carolina del Norte a estudiar un posgrado en la Universidad de Duke. Cuando llegué al Aeropuerto Raleigh-Durham, tuve mi primer impacto. Los baños tenían señales claras de segregación: unos para blancos, otros para negros. Hombres y mujeres separados por el color de su piel.
Al día siguiente tomé un bus y descubrí también aquella separación, los blancos iban adelante, los negros atrás. Para quien venía del sur y de una América latina que se echaba a andar por los sesenta y que veía a Estados Unidos como el país donde John Kennedy había llegado con signos de cambio, aquello era fuerte. Una cosa es leer acerca de la segregación racial y otra vivirla cotidianamente.
La segregación era una realidad, estaba en todas partes. En el campus universitario sólo se veían blancos, salvo aquellos estudiantes llegados de la India o de Asia por vía de los programas británicos de intercambio y formación de cuadros para los países que empezaban a desprenderse de la colonización.
Sin embargo, cuando un par de años después regresé para obtener mi título definitivo, los negros ya estaban allí. Aún no todo estaba resuelto y resonaba más fuerte que nunca el sentido del discurso de Martin Luther King: "I Have a dream", tengo un sueño.
Ahora, en este enero a casi cinco décadas de aquella experiencia personal, un hombre de origen negro llega a la Casa Blanca. La elección de Barack Obama es una demostración de la capacidad de la sociedad estadounidense para reinventarse a sí misma, para cambiar radicalmente cuando el pueblo norteamericano considera que ha llegado el momento del cambio.
Hoy el cambio no lo es sólo porque un afroamericano, como dicen ahora, será Presidente de los Estados Unidos. Es un cambio más profundo que coloca a Obama en un momento refundacional de su país y de las relaciones internacionales. Es un tema de época, de transición histórica. Incluso McCain, el candidato republicano, emergió representando también un cambio profundo en la mentalidad neoconservadora de los republicanos.Y esto porque, de una u otra forma, la administración Bush olvidó dos grandes lecciones valóricas de la historia reciente de ese país en su lucha contra la segregación.
Una, el respeto a la diversidad es una riqueza a ser cuidada y preservada. Dos, la tolerancia es esencial para construir mundos con convivencias positivas. Si aquello estuvo presente en su país, incluso a nivel de su propio gabinete, no lo estuvo en la forma de entender el mundo. Y se jugó por una estrategia de acción unilateral.
Ahora, al gestarse un cambio de fondo, Barack Obama puede comenzar con una agenda internacional limpia, asumiendo todos los errores y fracasos que ha significado en política exterior la administración Bush. Imponer la paz en el mundo o resolver una crisis financiera internacional son ahora problemas multilaterales, donde se necesita el concurso de todos y donde el mundo también sabe que, sin el concurso de Estados Unidos, muchos de esos problemas no tendrán solución.
Obama tiene una agenda muy intensa por delante. Una agenda para resolver la crisis que marca el fin de la ideología neoliberal, pero también para, a mediano plazo, definir cuál será la arquitectura financiera internacional capaz de evitar la crisis de hoy. Sí, es cierto, habrá una mayor regulación y una mayor intervención del Estado, pero también serán necesarias nuevas dinámicas de mercado orientadas por el afán productivo más que por la especulación. Y, por cierto, en lo internacional tiene dos desafíos: dar cumplimiento al cierre de Guantánamo como prisión y avanzar en un plan para el retiro de las tropas de Irak.
En América latina la agenda internacional también será distinta. Hoy somos un continente cuya mayoría de países tiene ingresos medios. Esto es, países que por su nivel de desarrollo ya no califican para recibir ayuda extranjera. Países que en una u otra forma tienen un alto grado de inserción en la economía internacional y esperan que la Ronda de Comercio y Desarrollo, o de Doha como se le llama, entregue reglas justas para competir.
Pero más allá de ello, América latina requiere tener un espacio de diálogo directo con Estados Unidos sobre toda la nueva realidad internacional emergente. Puede ser la OEA u otro. No se trata de tener un lugar sólo para debatir y analizar coyunturas hemisféricas. Lo importante ahora es tener un espacio donde Estados Unidos, América latina y el Caribe definan cómo están viendo el orden internacional emergente, en dónde coinciden y en dónde están las diferencias para buscar consensos. Esa es la diplomacia hemisférica que necesitamos para el siglo XXI.
Y allí entonces definir una agenda de temas concretos como comercio, arquitectura financiera internacional, cambio climático, migraciones, energías renovables, elementos básicos de seguridad, especialmente los vinculados al narcotráfico y combate al crimen organizado. Es una agenda muy vasta, pero con los temas de hoy y propios de la globalización.
En otras palabras, los temas que hoy le interesan a América Latina en una agenda para discutir con Estados Unidos son los temas de una agenda multilateral que se reduce en último término en cómo vamos a ir avanzando para que en este mundo y en este planeta, que cada vez es más global, sus problemas tengan también soluciones globales en que todos tengamos una palabra que decir. Ello requiere una alta coordinación entre nosotros, como se ha planteado ante la participación de Argentina, Brasil y México en el G-20.
Podremos establecer entonces un diálogo mucho más igual con la nueva administración Obama, un diálogo maduro en un hemisferio capaz de entender por dónde va el mundo de hoy.

DOS EXPRESIDENTES PROGRESISTAS HABLAN SOBRE AMERICA LATINA Y EUA(2)

ESTA ENTREVISTA APARECIO EN EL PAIS DEL 16 DE ENERO DE 2008

ENTREVISTA: FERNANDO HENRIQUE CARDOSO, ex presidente de Brasil
"Latinoamérica ya no necesita ayuda de EE UU"
JAVIER LAFUENTE - Madrid - 16/01/2009
Fernando Henrique Cardoso (Río de Janeiro, 1931), el primer presidente de Brasil que gobernó durante dos periodos (1995-2003), reconoce que la crisis financiera afectará a América Latina y a su país más de lo que reconocen en público sus gobernantes. Más allá "del único tema que parece que existe", Cardoso, considerado uno de los intelectuales de más prestigio de América Latina, prefiere conversar sobre otros asuntos.
Pregunta. Barack Obama ha prometido una nueva página en la relación con Latinoamérica. ¿Qué tiene que cambiar?
Respuesta. El asunto no es tanto América Latina; el asunto es el mundo. Mientras Estados Unidos no se dé cuenta de que hay que compartir las decisiones y no imponerlas, no tendrá quien lo escuche con simpatía.
Obama es negro; eso supone una transformación del espíritu norteamericano y quizás una sensibilidad mayor para entender que el mundo es desigual. Ha sido positivo que nombrara a Hillary Clinton secretaria de Estado.
Creo que puede ayudarlo en esta visión más diversificada del mundo.
P. ¿Cuáles serán los asuntos más importantes que tendrá que abordar?
R. Habrá que ver con qué margen de maniobra cuenta Obama en algunos casos, como Cuba, que no es una potencia económica, pero sí tiene un valor simbólico para América Latina. Resistió a la prepotencia americana, con o sin razón. Si lograra, pese al lobby de Miami, suspender el embargo, que ya no tiene sentido, sería un paso adelante. Un punto importante será, sin duda, la lucha contra el narcotráfico. Hay que ver lo que está pasando en México. Colombia, por ejemplo, hizo un esfuerzo enorme. Sin embargo, el área cultivada de coca no ha disminuido. Si los americanos no se dan cuenta de que hay que combatir el consumo y mantienen que hay que darle guerra a la producción, algo no va a funcionar. Con el tabaco lo consiguieron. ¿Por qué no hacer lo mismo con las drogas?
P. ¿Cómo va a afectar la política de Obama al liderazgo regional de Brasil?
R. Puede afectar positivamente si entiende que es importante que los mercados regionales se fortalezcan. Clinton entendió que Mercosur era importante. Los tratados de libre comercio no se pueden concretar si no se entienden los desequilibrios. Pero antes de mirar a América Latina, lo que tiene que hacer Obama es rescatar la situación global.
En América Latina lo que necesitamos es una mejor educación, más inversiones, instituciones más sólidas, aunque esto último depende de nosotros. Brasil no necesita ayuda americana para crecer; Brasil necesita de sí mismo. América Latina ya pasó el momento en que necesitaba asistencia, ayuda, de EE UU. Es la política global americana la que tiene que cambiar para que sea beneficioso para nosotros.
P. Aunque Lula nunca ha reconocido públicamente un papel hegemónico de su país en la región, el peso estratégico de Brasil los últimos años es incuestionable. ¿Cuáles son los pros y los contras de un liderazgo brasileño?
R. No es conveniente estar hablando continuamente de liderazgo, es mejor que fluya. Brasil no es un país que deba limitarse a una visión regional; tiene posibilidades de una acción más global. Pero la política exterior no se hace con palabras, sino con hechos.
P. En la pasada cumbre del G-20 quedó demostrado que Brasil se ha situado en primera línea mundial. ¿Qué ha ocurrido para que haya abandonado su perfil de eterna promesa?
R. El punto más importante ha sido la democratización. Hay una historia institucional, democrática, que es importante. Tuvimos la capacidad de, en democracia, lograr la estabilidad económica; construimos instituciones que aún perduran. La gente pensaba que iba a haber un cambio enorme entre el Gobierno de Lula y el mío, y no ha sido así, porque el peso de algunas instituciones es muy fuerte.
P. El año que viene hay elecciones generales. ¿Qué etapa se abre después de Lula?
R. Lo más probable es que gane un candidato del PSDB, de mi partido. Las encuestas dan una clara ventaja al gobernador de São Paulo [José Serra], y en segundo lugar, al gobernador de Minas Gerais [Aecio Neves], ambos de mi partido. Así como no hubo un gran cambio macroeconómico cuando Lula me sucedió, no creo que exista un cambio dramático el año que viene. Habrá que adaptarse por la situación global, pero la visión institucional va a seguir igual. Quizás sí sea necesario corregir el clientelismo, que ha crecido durante los ocho años de gobierno de Lula. Pero no se va a cambiar la política social, que empezó incluso antes de mí. Brasil ha llegado a un punto de madurez en que los cambios no producen quiebras.
P. Lula ha repetido en varias ocasiones que Brasil está mejor que cuando usted dejó la presidencia.
R. Tiene razón. Pero es natural. A él le tocó una coyuntura económica positiva de 2003 en adelante. Y tuvo la sabiduría de no haber cambiado. Puede que haya defraudado a sus seguidores, pero para Brasil fue bueno que lo hiciera. El país progresa desde hace mucho tiempo, y el progreso es acumulativo. De igual modo que el próximo presidente mejorará más todavía, porque se beneficiará de lo que hice yo y lo que ha hecho Lula.
P. ¿Cómo le afecta a su país tener tan cerca a líderes como Hugo Chávez o Evo Morales?
R. Son distintos. Morales tiene una raíz sindical e indígena más fuerte que Chávez. En el partido de Lula, no en el Gobierno, hay gente que comparte esa visión, que tiene una cierta simpatía hacia esas actitudes. Pero Brasil es un país demasiado grande, demasiado complejo, no es probable que los brasileños se adhieran al modelo de Chávez. Lula tiene una retórica populista, es popular, pero su Gobierno no.
P. Brasilia ha decidido reducir sus importaciones de gas boliviano. ¿Le afecta la presencia de Morales en Bolivia a los intereses brasileños?
R. La decisión afecta más a Bolivia, que, a su vez, ha tomado decisiones previas que nos han afectado a nosotros. No creo que Lula vaya a jugar la carta de sofocar Bolivia, un país demasiado pobre. Además, es vecino nuestro y lo va a ser siempre. Hay muchos intereses brasileños allí, no podemos actuar como si fuéramos subimperialistas.
P. Brasil es un gigante que va hacia la autosuficiencia energética, un arma de poder. ¿Qué se puede hacer con ese arma?
R. En materia de energía hidráulica, tenemos una ventaja y es que en Brasil hay mucha agua. Hay ocasiones, como durante mi mandato, en que no llueve. Pero es una energía barata y renovable. Otra ventaja es el etanol. Aunque desde un punto de vista global tiene resistencia, desde el punto de vista de consumo doméstico no. Los coches se mueven con etanol. Y tercero: tenemos mucho petróleo. No se sabe cuánto, pero puede ser muchísimo. Ese petróleo está en aguas profundas, pero hay tecnología para encontrarlo.
P. ¿Qué implica tener tanto petróleo?
R. Si tenemos una visión de largo plazo será un factor de poder importante. Siempre tuve en mi cabeza la idea de que Brasil tiene que actuar como hacen los chinos: con una visión a larguísimo plazo, mirando por su interés nacional. Brasil no debe de ir muy deprisa con sus responsabilidades globales, no meterse en todos los problemas del mundo. No tendremos capacidad para tanto, pero lo tendremos. La posición energética va a ser un factor importante no solamente en la región.
P. ¿Qué habrá que hacer cuando se consiga todo el crudo?
R. Podemos equilibrar la cuestión energética si logramos movilizar esos recursos petrolíferos. Es poco probable que se logre en base a una única empresa, como Petrobras. Los recursos disponibles son mucho más grandes que Petrobras; Brasil es más grande que Petrobras. Petrobras va a ser un actor importante, pero no va a ser el único, porque el monopolio es muy peligroso. No se trata de abrirse de pronto sin una visión estratégica. Hay que ver qué mundo se va a construir después de esta crisis. Pero siempre con una visión a largo plazo, como hacen en China

Monday, January 12, 2009

DIEZ IDEAS CONTRA LA CRISIS EN EL REFORMA

Diez ideas contra la crisis
Jorge Basave, Javier Beristain Iturbide, Rolando Cordera, Mario di Constanzo, Julio Frenk Mora, Santiago Levy, Juan E. Pardinas, Carlos Rojas Gutiérrez, Luis Rubio y Jaime Sempere//

(11 enero 2009).- Una decena de especialistas sugiere medidas concretas que podrían adoptarse de inmediato para hacer frente a la recesión.
www.reforma.com/libre/online07/edicionimpresa/

UN ARTICULO DE ANDRES LAJOUS EN EL UNIVERSAL

EL MITO D ELA APATIA
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Esta generación 1982-2003 se caracteriza por construir relaciones hacia afuera. Pone su vida completa en Facebook, pese a las advertencias de sus mayores; expresa sus deseos, inseguridades, y cotidianidad en miles de blogs visitados por desconocidos; tiene la mano pegada a su celular, donde no confronta a sus padres pero tampoco se somete a ellos. Esta generación vive hacia afuera, pone atención cuando el cantante de Coldplay promueve el comercio justo, cuando Bono logra que se cancele la deuda externa de países africanos y cuando Al Gore se reinventa para combatir el calentamiento global.
Una generación que creció viendo películas en las que la diversidad racial siempre está expresada, las mujeres están en situaciones de poder y las parejas homosexuales son eso, parejas. Por eso la describen así, como una generación cívica, una generación que en palabras de Obama “quiere ser parte de propósitos comunes”.
Hoy la oficina del presidente electo sostiene su estrategia de campaña, no quiere perder contacto con esa generación, su oficina es virtual Change.gov y cada semana transmite un mensaje por YouTube sobre su diagnóstico actual y las medidas que empieza a tomar antes de ser gobierno. Especialistas, opinadores y sabios advierten sobre el riesgo de haber generado tantas expectativas, cuando falta la parte más importante de un presidente: gobernar.
Sin embargo, pierden de vista algo fundamental para esta generación expresado en las constantes referencias a John F. Kennedy: “No te preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregúntate qué es lo que tú puede hacer por tu país”. Para muchos, en particular para los más jóvenes, lo importante no es lo que haga Obama; lo importante es lo que les inspiró a hacer a ellos mismos. A salir a las calles, a organizarse, a sacar a la gente a votar, y sí, lo más evidente, a creer que las cosas pueden cambiar.
Cinco días antes del discurso de victoria de Barack Obama, Felipe Calderón hablaba frente a líderes iberoamericanos. En su discurso reafirmaba el mito de la apatía: “Para decirlo con toda claridad, hoy los jóvenes no creen en nada... ¿Cómo puede construirse un futuro sin creer en algo?”.
No nos queda de otra, habrá que demostrarle lo contrario. Nos toca confrontar el mito de la apatía.
Leer completo www.eluniversal.com.mx/notas/567824.html

About Me

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He sido dirigente del movimiento estudiantil de 1968, dirigente en el PMT, miembro fundador del Movimiento de Acción Política y del PSUM en los setentas. Miembro Fundador de la UNORCA. De abril a julio de 2006 fui el coordinador general de la campaña presidencial de Patricia Mercado. Como funcionario público he sido Subsecretario en la Secretaría de Agricultura, y Subsecretario en la Secretaría de la Reforma Agraria en México entre 1988 a 1994. En 1995 me desempeñé como Director de Desarrollo Rural de la FAO en Roma y desde 1997 hasta 2005 fungí como Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Como escritor soy miembro Fundador de La Jornada y colaborador de la Revista Nexos. De 2006 a 2009 fui profesor visitante en el Taller de Teoria Política de la Universidad de Indiana en Bloomington, dirigido por los profesores Vincent y Elinor Ostrom. EN 2015 fui Profesor Tinker en la Universidad de Wisconsin en Madison. He terminado dos libros a publicarse sobre la transición política en México. He terminado un libro sobre las reformas rurales en 1991 y estoy trabajando en una trilogía novelada. El primer tomo se llama 68.

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Dulce trémulo