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Monday, December 29, 2008

¿DONDE,PERO DONDE HE OIDO ESTO ANTES?

■ El fenómeno demuestra que el capitalismo se hunde y es insostenible, advierte
La crisis mundial no ha tocado “ni un pelo” a Venezuela, asegura Hugo Chávez
Venezuela tiene que salir de la dependencia petrolera, impulsar la producción de bienes exportables, como cacao, oro, hierro, acero y cemento, expresó el presidente Hugo Chávez, y adelantó que en los primeros día de enero hará anuncios económicos.

Caracas, 28 de diciembre. Venezuela se ha mantenido sin afectación por la crisis mundial, afirmó el presidente venezolano, Hugo Chávez, y al mismo tiempo advirtió que el país se prepara para enfrentar cualquier influencia futura.
Al inaugurar un centro de atención a personas en situación de extrema pobreza, Chávez indicó que las cifras indican un avance de la economía y la sociedad nacional, y es un desafío continuar esa tendencia.
Añadió que se trata de la crisis más grande de la historia, pese a lo cual al país no le ha tocado “ni un pétalo, ni un pelo”, porque desde hace algún tiempo está construyendo otro tipo de economía, desenganchada del capitalismo mundial.
No obstante, reiteró que el impacto de la crisis en el mercado petrolero sí afectará al país “en los próximos años”.
Informó que en enero anunciará “medidas” para que en 2009 el país sortee las consecuencias de la crisis económica mundial, algunas orientadas a reducir la “dependencia” del petróleo.
“Los primeros días de enero voy a hacer anuncios económicos”, expresó Chávez, aunque no ofreció más detalles y sólo adelantó que entre sus planes está aumentar los ingresos nacionales vía exportaciones no petroleras.
http://www.jornada.unam.mx/2008/12/29/index.php?section=economia&article=014n1eco

Sunday, December 28, 2008

UN ARTICULO INTERESANTE DE GABRIEL ZAID: CIUDADANOS INFORMADOS

Los ciudadanos participan en la vida política (si participan), en primer lugar, como votantes que no entienden bien la información oficial o periodística, pero van a las urnas, frente a millones que ni se toman el trabajo de votar.Un segundo grado de participación, menos frecuente, consiste en identificarse con personajes y partidos, como los espectadores que no practican un deporte, pero siguen las peripecias de sus equipos favoritos, y en ocasiones se apasionan hasta la violencia.Todavía son menos los que entran formalmente a un partido, si no es como requisito para hacer carrera. Los que se afilian como simples voluntarios pronto descubren que son usados por los dueños del negocio: los militantes, burócratas y funcionarios públicos que hacen carrera de buscar el poder y sus ventajas; y cuyo servicio público, cuando son institucionales, consiste en crear oportunidades de poder, para sí mismos y para repartir.Pocos escriben a los periódicos o a las autoridades para señalar errores, denunciar abusos o dar su opinión; aunque el número parece estar creciendo, a pesar de que, en la práctica, el efecto suele ser nulo, cuando no negativo.Pero no es tan escaso el deseo de participar. Hay un millón de ciudadanos dispuestos a ser movilizados como voluntarios para los trabajos organizados por el IFE, cuando hay elecciones; o a desfilar por convicción, no por los pagos en especie o dinero, ni por la obligación de pasar lista ante quienes los pueden perjudicar. Y son decenas de millones los que se mueven por su cuenta o en grupos reducidos, para atender solidariamente a otros, al margen de los partidos y el gobierno.La falta de confianza, de información y, sobre todo, de canales adecuados impide la participación. No es fácil que los ciudadanos se interesen en lo que ni siquiera entienden, y en ese caso están las Grandes Cuestiones destacadas por la prensa y la propaganda. En el otro extremo están las pequeñas cuestiones de las cuales sí entienden, pero en las cuales no pueden intervenir.Sería bueno que cada ciudadano entendiera bien las Grandes Cuestiones y se formara su propia opinión, antes de votar. Pero es difícil. No todos tienen la preparación o el tiempo necesarios para leer y digerir todo lo que hay que saber. Votan en gran parte a oscuras, como los diputados y senadores aprueban o rechazan leyes que no entienden, a pesar de que supuestamente se dedican a estudiarlas a tiempo completo y pueden pagar asesores y viajes al extranjero para informarse mejor. Los funcionarios están en el mismo caso. Si fueran sometidos a pruebas de conocimiento de las infinitas leyes que promueven, aprueban y deben hacer cumplir, reprobarían.Ni los que se dedican a informar están bien informados. La prensa tiene malicia política, pero no muchos reporteros que entiendan de cuestiones legales, económicas, agrícolas, petroleras, aeronáuticas, militares, empresariales, culturales, etc. La propaganda del gobierno y los partidos prefiere hacer comerciales, y ¿cuánto informan veinte o treinta palabras? Los tecnócratas mismos no saben tanto como se supone, ni están dispuestos a reconocer su ignorancia. Consideran indeseable y hasta peligroso que haya ciudadanos informados con opiniones propias.En el otro extremo, millones de mexicanos saben perfectamente qué está mal en esto y en aquello. Lo saben por experiencia: lo han vivido, pero no pueden intervenir. Se trata siempre de cuestiones concretas, despreciadas por los que andan en las nubes de las Grandes Cuestiones y viven de las Grandes Cuestiones.Los que supuestamente saben, porque están en el poder, o porque tienen doctorados y dominan las ciencias del pizarrón, no están para pequeñeces. Hablarles de un foco fundido, una zanja mortal, un trámite ridículo, un extorsionador en la ventanilla 27, un inocente que denunció un delito y fue arrestado, un medicamento que no hay, una señal de tránsito equivocada, un recibo de luz que es un robo, un maestro irresponsable o abusivo es una ofensa a su dignidad.No son los ciudadanos, sino los funcionarios, los que están mal informados del país en que viven. Pero hacerles ver esto o aquello es dificilísimo. Casi no hay más recurso que el amparo: una vía desproporcionada, costosa, fuera del alcance de la mayor parte de los ciudadanos y que le sirve únicamente (si le sirve) al que se amparó, no a los demás que están en el mismo caso. Los grupos de vecinos, de consumidores, de víctimas de la inseguridad o de afectados por los servicios y poderes públicos no están facultados para intervenir. Tienen derecho a votar, pero no a meterse en lo que sí les importa.

Saturday, August 30, 2008

Sunday, August 24, 2008

OBAMA O EL NUEVO SUEÑO AMERICANO

CON MOTIVO DE LA CONVENCION DEMOCRATA QUE EMPIEZA EL LUNES PROXIMO HE INTEGRADO EN TRES PARTES ,TRES ARTICULOS PUBLCADOS EN FECHAS DIFERENTES SOBRE LA CAMPAÑA DE OBAMA.


OBAMA O EL NUEVO SUEÑO AMERICANO

Gustavo Gordillo

PRIMERA PARTE. ¿GANA LA CASA,GANA LA CAUSA O PIERDEN AMBAS? (febrero de 2008)

  1. La disputa entre los equipos de Hillary y de Barack respecto a quién ganó en las primarias del supermartes me recuerda un sketch de una vieja película de El Gordo y El Flaco. Entran a una fuente de sodas y apenas tienen dinero para comprar un solo floating sundae –horripilante helado bañado en coca cola en un vaso grande,que parece que aun es popular en Estados Unidos. El Gordo siempre bonachón le dice a El Flaco toma tu tu mitad y luego yo me tomo mi mitad. El Flaco se embuchaca todo el helado completo. El Gordo histérico le recrimina que es un mal amigo,egoista que sólo piensa en sí. Le recrimina que no mantuvo el acuerdo de solo tomarse la mitad del helado. El Flaco casi llorando le dice: Pero Ollie yo me tomé mi mitad,solo que era la mitad que estaba en el fondo del vaso,era la segunda mitad. Pues asi se andan disputando los resultados de las primarias del Super Martes. Ambos dicen que ganaron la segunda mitad. La gente de Hillary subraya que se llevaron los estados más grandes Nueva York y California sobretodo pero también New Jersey y Massachussetts –a pesar y lo subrayan, que el clan Kennedy apoyó a Obama. La gente de Barack responde que ellos ganaron más estados y más delegados en todas las regiones de Estados Unidos. ¿Y quién tiene la razón? El problema es que aparentemente los dos, lo cual en nuestra anécdota de El Gordo y El Flaco nos lleva a una imposible situación a menos que cambiemos el script levemente y en vez de haber comprado un helado grande, compraron dos helados pequeños y cada uno se comió el propio.
  2. Veamos primero los datos hasta el día de hoy (jueves 7 de febrero a mediodía). Lo primero que llama poderosamente la atención es que en 22 estados votaron en las urnas o en las asambleas –los llamados caucus- mas de 15 millones de electores para el Partido Demócrata. Es decir hay sin duda una gran convocatoria a votar y están saliendo muchísima gente a hacerlo. Hasta ahora la democracia en America goza de bastante buena salud. En el voto popular hay practicamente un empate.El New York Times le da a Hillary Clinton el 50.2% y a Obama el 49.8% sin contar los 400 mil votos que todavía obtuvo el candidato Edwards que se retiró de la campaña antes de las elecciones primarias del martes pasado. En delegados hay casi un empate. CNN y Salon.com –una revista liberal electrónica- le conceden 823y 882 delegados respectivamente a Hillary y 741 y 802 respectivamente a Barack aunque todavía sigue el conteo en California y Nuevo Mexico por ejemplo. El NYT le da a Hillary 892 delegados y a Barack 716. Pero dado que se necesitan 2025 delegados para ganar la nominación demócrata las diferencias hasta el momento entre ambos son realmente muy pequeñas. Otro dato relevante: en el mes de enero Obama logró juntar 31 millones de dolares en un mes para su campaña mientras que Hillary solo logró juntar 14 millones y tuvo que comenzar a “auto-prestarse” 5 millones de dolares más. Los últimos datos sobre recursos financieros señalan que desde el martes hasta el jueves 7 de febrero Hillary había obtenido 4 millones de dólares y Barack poco mas de 7 millones. En este terreno se dice que la mayor diferencia es que los recursos privados que apoyan la campaña de Clinton provienen de donantes muy ricos y grupos de interés en tanto que los recursos para la campaña de Obama se obtienen predominantemente através del Internet y provienen de pequeños donantes. El estratega de la campaña de Obama,David Axelrod, indica que sólo 3 % de los 650,000 contribuyentes financieros a esta campaña alcanzaron el límite legal permitido.
  3. Empero si analizamos los resultados de estas elecciones primarias a partir de las encuestas de salida para conocer el perfil del votante Clinton y del votante Obama nos encontramos con varias novedades. El primero clivaje enorme es claramente entre adultos mayores y jovenes. En casi todas las elecciones los mayores de 50 años votan por Clinton y los menores de 29 años votan por Obama. La notable excepción fue California y volveremos a este caso por la importancia del voto latino. La segunda importante segmentación es entre las personas que obtienen más de 100 mil dolares al año y las que obtienen menos de 50 mil dólares al año de ingreso. Contrario a lo que podrían suponerse Clinton es la candidata de los pobres y también de los trabajadores sindicalizados, y Obama es el candidato de los más acomodados, esencialmente clase media, bajo los estándares norteamericanos. También las personas con mayores niveles de escolaridad y en general los profesionistas tendieron a votar más por Obama que por Clinton. Desde luego en términos de género Clinton aventaja enormemente a Obama en el voto de mujeres en tanto que Obama lo hace también con una gran diferencia entre los hombres. Las cosas se complican empero cuando se introduce el factor racial. Obama está atrayendo ampliamente el voto afroamericano de suerte que las mujeres y los adultos mayores afroamericanos tienden a votar por Obama. En tanto que Clinton está de la misma manera atrayendo ampliamente el voto latino y asiático americano incluyendo el voto de jóvenes varones y de profesionistas.
  4. Una editorialista de Salon.com, Joan Walsh presentaba una panorámica del presidium que acompañó a Clinton en un evento en San Francisco,comparándolo con el presidium que acompañó a Obama en Oakland ambas el viernes 1 de febrero. En el presidium de Clinton estaba el jefe de gobierno de la ciudad de Los Angeles el latino Antonio Villaraigosa y la latina histórica co-fundadora del sindicato de jornaleros agrícolas Dolores Huerta asi como el funcionario público de más alto nivel en California de origen asiático, John Chiang, el jefe de gobierno afro-americano de Oakland Ron Dellums y el jefe de gobierno de la ciudad de San Francisco, blanco y fuerte promotor de matrimonios gay, Gavin Newsom. En tanto que el presidium que acompañó a Obama incluía al senador Edward Kennedy – quien se supone tiene un gran ascendente sobre la población latina- y la diputada federal por un distrito que incluye a Berkeley y Oakland, la afroamericana Barbara Lee que ha sido una de las más fuertes opositoras a la guerra en Irak. Solo hasta días después, la campaña de Obama dió visibilidad en el presidium a una latina poderosa como la sindicalista de Los Angeles María Elena Durazo. El hecho es que en California los blancos representan menos del cincuenta por ciento de la población, los afroamericanos alrededor del 7 por ciento. En cambio los asiático-americanos representan el 12 por ciento y los latinos mas del 30 por ciento. Más aun los latinos representan probablemente un 25 por ciento del electorado que vota por el Partido Demócrata. Los resultados del super martes en California confirman estas tendencias pero con algunos matices. Las mujeres votaron predominantemente por Clinton que obtuvo una diferencia de 59 por ciento frente a 34 por ciento para Obama. Pero entre los hombres –incluyendo de manera muy importante la población varonil blanca- Obama le sacó una diferencia de 20 puntos a la senadora Clinton. Entre los latinos la diferencia que obtuvo Clinton fue de 67 por ciento frente al 32 por ciento de Obama. Esta diferencia se mantuvo entre la población latina de menos de 29 años. Entre la población asiática la diferencia a favor de Clinton fue aún mayor de 71 por ciento frente a 25 por ciento.
  5. Entonces, ¿gana la casa –es decir la candidata del establishment demócrata- y también, gana la causa, es decir la campaña de un movimiento social que conduce Obama através de una retórica cargada de valores y diálogo con los ciudadanos sobretodo jovenes? Como en todo el vaso está medio lleno o medio vacío. Si el punto de referencia es hace tres meses,por ejemplo cuando la senadora Clinton llevaba más de veinte puntos de diferencia en los sondeos nacionales frente a Obama y Edwards sus más cercanos competidores, entonces claramente es una gran hazaña la del senador Obama. Si la referencia es posterior al triunfo aplastante de Obama en las elecciones de Carolina del Sur hace unos quince días cuando incluso se rumoraba que la senadora Clinton se retiraría antes del super martes para no verse avergonzada de perder Massachussetts y sobretodo su estado de Nueva York, entonces se puede argumentar como lo hacen los seguidores de la senadora que el super martes detuvo de manera contundente el aparente ascenso del senador Obama. Lo que parece claro para muchos especialistas es que la batalla va para largo e incluso algunas se atreven a pronosticar que se llegará hasta la convención demócrata de agosto en Denver sin tener aún a un claro ganador de la contienda interna.Incluso el presidente del Partido Demócrata, Howard Dean declaró al canal de noticias por cable NY1 el jueves pasado que, si no hay un claro vencedor a mediados de marzo o en abril “tendremos que juntar a los candidatos y llegar a algún tipo de arreglo. Pero lo que no podemos arriesgar es llegar a una convención”, queriendo decir, a una convención (brokered convention) en donde surja el candidato por arreglos en los “oscurito”.
  6. En su discurso del supermartes la senadora Clinton señaló que “esta noche, Uds.votaron no solo para hacer historia, sino para reconstruir (remake America) Estados Unidos”. Por su parte el senador Obama expresó que independientemente de los resultados finales lo que en esa noche (5 de febrero) sí se podía afirmar es que “nuestro tiempo ya llegó,nuestro movimiento es real y el cambio está llegando a (America)”,es decir a Estados Unidos. Pero la pregunta esencial que se hacían muchos analistas en la víspera del super martes era si la convocatoria al cambio del senador Obama, que ha sido sorprendente desde el primero momento en que anunció su candidatura, ¿ha sido la esperanza de un montón de chavos jóvenes asqueados por la política convencional, o bien el triunfo de Obama en Iowa simplemente fue el heraldo de una profunda transformación en las entrañas de la sociedad norteamericana? Para mi respondiendo en positivo a esa pregunta en base a los resultados del martes pasado, lo relevante es en efecto la presencia política de una de las mayores transformaciones sociológicas y culturales de la sociedad norteamericana que venía fraguándose desde hace al menos dos décadas y que encontró en la combinación de la bancarrota de la presidencia durante el gobierno Bush, la guerra de Irak y la crisis económica sobretodo en su expresión inicial en la crisis de la vivienda; el catalizador para expresarse sobretodo bajo el discurso de Obama.
  7. En su discurso celebrando su triunfo en Carolina del Sur, Obama expuso de manera transparente las coordenadas a partir de las cuales se desarrolla su campaña. En el primer eje el antagonismo es entre el pasado y el futuro. El segundo eje es entre la política de siempre y la política del sentido común y la innovación. [“This election is about the past versus the future….. “It’s about whether we settle for the same divisions and distractions and drama that passes for politics today, or whether we reach for a politics of common sense and innovation — a shared sacrifice and shared prosperity…..We are up against decades of bitter partisanship that cause politicians to demonize their opponents instead of coming together.”] Al subrayar que el pueblo norteamericano está preparado para un cambio de época expresó que éste no sería fácil y que todos (comenzando por sus partidarios) tendrían que luchar contra sus dudas en sus corazones y en su mente. Terminó señalando las que a su juicio son las cuatro grandes barrreras contra el cambio: a) las fuerzas del status quo; b) el pensamiento convencional; c)el ácido divisionismo partidista; y d) la poderosa idea que en política “es aceptable hacer y decir lo que sea” sin ningun criterio valórico o ético. El verdadero dilema me parece está en las dos últimas barreras . Una disputa prolongada puede generar una enorme divisón en un partido que hasta hoy parece que ganaría claramente las elecciones presidenciales. Pero también cabe con un fuerte divisionismo interno que un conservador moderado como McCain pudiera hacer lo que hoy parece inimaginable:volver a ganar la presidencia para el Partido Republicano. En cuyo caso elremake de la película de El Gordo y el Flaco es que, por alguna tontería entre ambos se les cayó al suelo el helado. Ni casa ni causa.

SEGUNDA PARTE: EL DEBATE DE CLEVELAND: EL ESPINOSO TEMA DEL TLCAN (abril de 2008)

  1. El debate numero 20 que se ha realizado en estas elecciones primarias del Partido Demócrata en el cual han participado la senadora Hillary Clinton y el senador Barack Obama puede tener varias lecturas. Pero para los mexicanos tiene una lectura central: el futuro del TLCAN. Uno de los animadores del debate, el poderoso Tim Russert que dirige el programa dominical Meet the Press, introdujo vigorosamente el tema del TLC y les preguntó directamente si siendo presidentes repudiarían el tratado comercial y asi directa y claramente se lo expresarían a los gobiernos de Canada y México. Ambos con matices dijeron en esencia que utilizarían la amenaza de rechazar completamente el TLC PARA RENEGOCIARLO. ¿Qué renegociarían? En esencia meterían mayores condicionamientos en términos de igualación de salarios y condiciones laborales entre los tres países, y mayores y más estrictos estándares ambientales. Clinton habiendo apoyado el TLC firmado cuando Bill Clinton fue presidente de Estados Unidos, expresó una posición más matizada en el sentido que en algunos lugares de Estados Unidos el TLC había sido un promotor de nuevos empleos. Pero Obama subrayó que el verdadero problema del TLC es que había favorecido de manera desproporcionada los intereses de las grandes corporaciones multinacionales via-a-vis los intereses de los trabajadores y las clases medias.
  2. Aunque en Ohio estado donde se llevó a cabo este debate es uno de los estados junto con Michigan más golpeados por la implementación del TLC esencialmente en el area manufacturera, también es cierto que el crecimiento de las exportaciones de Ohio a México ha tenido uno de los crecimientos más espectaculares pero en otros ámbitos económicos. Es decir como en casi todas partes en EUA y en México y en Canada ha habido algunos ganadores y muchos perdedores entre la población trabajadora. De lo que no hay duda es que en todos los casos han ganado las grandes corporaciones. Lo importante para México y los diversos actores políticos en México es entender el ambiente social y político que existe hoy en Estados Unidos respecto al TLC (aun más negativo que en el caso de la inmigración ilegal) que es muy diferente al que prevalecía en ese país en los principios de los noventas cuando se firmó el tratado comercial. Es importante entender este cambio de ambiente político porque México y sus elites políticas,económicas y sociales tienen que prepararse – en sus visiones estratégicas, en sus alianzas, en su discurso y estado de ánimo- para lo que será una extraordinariamente difícil re- negociación del TLC. Por esto tiene sentido abrir la discusión sobre los impactos en la agricultura y el campo mexicano del TLC y cómo compensar nuestras asimetrías productivas y sociales. Por eso mismo también tiene sentido construir una amplia coalición política en defensa de nuestros recursos energéticos que serán sin duda uno de los temas a debatir en la renegociación del TLC que el nuevo gobierno de Estados Unidos –quien quiera que sea el próximo presidente electo en noviembre- exigirá tan pronto tome posesión en enero del 2009.

TERCERA PARTE: LA ENCARNIZADA URGENCIA DEL AHORA: EL CAMINO DE OBAMA A LA CASA BLANCA (junio de 2008)

1. 1.EL PRE-TEXTO

10. Un comentarista conservador George Will en un artículo en el Washington Post (mayo 8) le da en el clavo.Señala que en el campeonato mundial de baseball de 1960 los Yanquis de Nueva York anotaron 55 carreras frente a 27 de los Piratas de Pittsburgh. Sin embargo los Piratas ganaron el campeonato mundial porque las reglas en el baseball señalan que para ganar importa no solo el número absoluto de carreras sino su distribución. Hubiera sido útil que Hillary y sobretodo su estratega principal Mark Penn alto ejecutivo de una empresa famosa de consultoría, hubieran comprendido en todo su significado político el hecho que los delegados en el Partido Demócrata -a diferencia del Partido Republicano- se determinan de manera proporcional a los votos obtenidos compensando de esta manera el peso de los grandes estados como California,Nueva York y Texas.

  1. Como lo señaló recientemente Karen Tumulty de la revista TIME cinco fueron los errores claves en la derrota de Hillary Clinton. Entre ellos justamente no entender bien las reglas de la proporcionalidad en la competencia interna. Eso mismo la llevó a a subestimar el papel de las elecciones através del sistema de asambleas (caucus). Este sistema requiere de la presencia física de los electores durante varias horas a lo largo de las cuales los precandidatos registrados se van descartando en relación al numero de simpatizantes presentes y los electores terminan en muchos casos votando por sus segundas y terceras opciones hasta que emerge un ganador. Ciertamente se necesitan para esas largas asambleas de militantes como los jovenes brigadistas que se formaron en la campaña de Obama. También era obvio que el simpatizante medio de Hillary –mujeres,obreros y mayores de 60 años- difícilmente podrían competir contra los jovenes brigadistas. Pero los estados con este sistema de votación representaban el 12% de los delegados electos y fueron claves en el triunfo de Obama.
  2. Dos errores más según la comentarista de TIME fueron que el equipo de Hillary no estaba preparado para un campaña larga sino que se organizó para ganar por knockout a mas tardar en el supermartes del 5 de febrero donde muchos estados cruciales celebraron sus primarias. En consecuencia la fuentes de financiamiento de Hillary basada en los viejos grandes donantes que componen la maquinaria de los Clinton desde los noventas, se secaron una vez que llegaron al límite de los 2,300 USD. El mayor error y en mi opinión el origen de todos los demás fue que el equipo de Hillary interpretó incorrectamente el estado de ánimo del país y muy particularmente de lo demócratas. Pensaron, correctamente que después de 7 años alejados de las instancias federales de gobierno había una hambre por reconquistar la Casa Blanca. Por ello diseñaron una campaña basada en la inevitabildad del triunfo de Hillary. Pusieron en el centro de la campaña la experiencia y la capacidad para gobernar, tomando como referencia el gobierno de su marido. Pero no entendieron los movimientos en el subsuelo de la sociedad norteamericana que reclamaban sobretodo un cambio en las formas de hacer política.
  3. Dos columnistas del New York Times. Robin Toner (Marzo 25) y David Brooks (mayo 6) hacen muy buen contrapunto entre las dos candidaturas. Brooks dice que las primarias demócratas podían definirse en términos de combate o compostura. Para Clinton el argumento crucial de su campaña fue que la política es inherentemente un negocio sucio y que la naturaleza humana es tal que el progreso solo arriba através de la conquista. “Más vale que elijan a alguien que se ha dado el permiso a sí misma de ser brutal”, parecía decir Hillary. Obama en cambio proviene de una larga tradición reformista en Estados Unidos que parte de considerar que la política no tiene que ser así: un negocio sucio. Como lo señaló un simpatizante del senador: Obama cree que el cambio verdadero generalmente requiere consenso,aprendizaje y acomodo.
  4. En varias entrevistas Obama se definió como un progresista y un pragmático. En una de esas entrevistas en medio de la controversia provocada por las declaraciones de su pastor el Reverendo Wright, consideró que los norteamericanos estaban ansiosos de alejarse de la política de la parálisis y la confrontación: “ El verdadero argumento de la senadora Clinton en esta campaña es que no se puede cambiar el mapa electoral y que en consecuencia estamos divididos inevitablemente.En consecuencia tenemos que estirar nuestra base electoral para ganar y tratar de gobernar de una manera más competente que Bush. Mi argumento es que si eso es lo que buscamos después de siete años de políticas desastrosas no vamos a poder realizar los grandes cambios que se necesitan”.
  5. Justamente el surgimiento del torbellino a favor de Obama es producto de la creencia que él representa una ruptura saludable frente a la lógica de la confrontación en las elites políticas desde hace al menos 40 años, el período real de la hegemonía de los conservadores en Estados Unidos.En dos ámbitos esta ruptura es evidente: en el discurso y en la logística de la campaña de Obama.

    2. EL TEXTO
  6. Si hay un texto que define el programa y el estilo de hacer política de Obama es sin duda el texto sobre la discriminación racial que expuso en Filadelfia – enfrente del sitio donde se firmó la Declaración de Independencia. Un párrafo es definitorio de esa visión y ese estilo: “ Pero yo no puedo repudiar al reverendo [Wright], como no puedo repudiar a la comunidad negra. No puedo repudiarlo como no puedo repudiar a mi abuela blanca, una mujer que me crió, que se sacrificó una y otra vez por mí, una mujer que me ama como nada en el mundo, pero también una mujer que una vez me confesó que les tenía miedo a los negros que pasaban por la calle y que más de una vez hizo comentarios racistas. Estas personas son parte de mí. Y son parte de los Estados Unidos, el país que amo. (...)”.
  7. Y luego remata con su propuesta central: “Todos tienen que aceptar que los sueños de uno no pueden cumplirse a costillas del sueño del otro, que invertir en la salud, el bienestar y la educación de los chicos negros, cafés y blancos ayuda a que prospere todo el país”. La importancia de este discurso puede comprenderse mejor en tanto ha sido comparado con un discurso histórico que hizo Abraham Lincoln en 1860 en el Cooper Union (Garry Wills en el New York Review of Books,Mayo 8,2008). Como señala Wills ambos polemizaron contra un política basado en explotar los miedos de la gente. Ninguno negó los más siniestros aspectos de la historia norteamericana pero mantienen la esperanza en lo que Lincoln llamó “los mejores ángeles de nuestra naturaleza”.
    En directa referencia a los comentarios derogatorios provenientes del equipo de Hillary y de ella misma, Obama les dice: “Contrario a los reclamos de algunos de mis críticos, blancos y negros, nunca he sido tan ingenuo como para creer que podemos trascender nuestras divisiones raciales en un solo ciclo electoral o con una sola candidatura, particularmente una candidatura tan imperfecta como la mía....Pero en cambio mantengo la firme convicción –arraigada en mi fe en Dios y en el pueblo americano- que trabajando juntos podemos trascender algunas de nuestras heridas raciales”.
  8. Finalmente plantea el dilema central de estas elecciones: “Podemos aceptar una política que alimenta la división y el conflicto y el cinismo...O bien en este momento,en estas elecciones podemos re-unificarnos diciendo “ésta vez no”.A lo largo de su campaña en las elecciones primarias, Barack Obama enumeró las cuatro grandes barreras contra el cambio: a) las fuerzas de status quo; b) el pensamiento convencional; c)el ácido divisionismo partidista; y d) la poderosa idea que en política “es aceptable hacer y decir lo que sea” sin ningun criterio valórico o ético.
  9. Pero si bien el discurso es fundamental en determinados contextos de hartazgo frente a la política tradicional, la logística de una campaña con su simbología y sus opciones estratégicas es crucial en tanto que encarna lo que el discurso promete. Si hay algo que marca sentido y contenido en la logística es la concepción con la cual se implementó las más exitosa campaña financiera hasta el momento que no debe olvidarse venció de manera estrepitosa a la más poderosa maquinaria política jamás desarrollada para esos fines,la maquinaria Clinton.
  10. La campaña financiera de Obama se desarrolló a partir de tres ideas básicas. Primera, los muchos pequeños donantes le pueden ganar en un campaña de larga duración a los pocos grandes donantes. Con un límite legal de 2300 dólares por donantes los más de un millón de donantes en la campaña de Obama recolectaron en un sólo mes 55 millones de dólares. Segunda idea, los donantes se incentivan transformándolos en activistas de la causa del cambio. Asi a los pequeños donantes se les planteó la opción de ser activistas virtuales o directos de la campaña apoyandola por teléfono o en brigadas, adicionalmente a su apoyo financiero. Y tercera idea, usar el internet como plataforma pero sobretodo vincular la campaña con la creatividad de la comunidad que desarrolla e innova en el ámbito cibernético. En este sentido Obama jaló el apoyo financiero y creativo de la comunidad científica de Silicon Valley.

    3. EL CONTEXTO
  11. Pero si estrategia, discurso y logística son centrales en una campaña electoral, particularmente en las primarias del Partido Demócrata –y previsiblemente en las elecciones presidenciales de noviembre de este año- el contexto es clave cuando se lanza una campaña a favor del cambio en la forma de hacer política y por tanto frente a las elites políticas tradicionales. El contexto en las elecciones de 2008 en EUA se puede resumir en tres palabras: rabia,desigualdad y minorías.Rabia frente a la guerra de Irak porque ha llevado a muertes de muchos americanos, a incapacidades físicas y mentales de muchos otros, y a una enorme sangría económica. Rabia también por la crisis económica que ha devenido en recesión e inflación golpeando esta economía -que depende fuertemente de la confianza de los consumidores-, en el centro de su orgullo y estabilidad: su vivienda.
  12. En las tres décadas recientes ha habido además un cambio radical.80 por ciento de la ganancias netas en el ingreso han ido a parar a los bolsillos del uno por ciento de la población, los super-ricos.
  13. El tercer elemento son las modificaciones socio-económicas y demográficas que está haciendo crecientemente de Estados Unidos un país de múltiples minorías. Primero las minorías étnicas.La población latina es desde luego la mayor minoría con 45.5 millones o sea el 15 por ciento de una población total de 302 millones de personas. Mas aun en un reportaje de David Brooks para La Jornada del 3 de mayo indicaba usando datos de la oficina del Censo, que una de cada tres personas en EUA (102.5 millones) pertenecían a alguna minoría étnica.Si por otra parte buscamos en el ámbito de las minorías sexuales, de las minorías religiosas o de la diversidad de familias constituidas no-nucleares seguramente descubriríamos que en efecto este país tiende a ser cada vez mas un muy heterogéneo conjunto de minorías.
  14. Las tres cuestiones juntas: rabia y agravios,desigualdad creciente de oportunidades y nuevas y viejas minorías están sin duda impactando la geografía electoral. En 1969 un estratega de Nixon en su campaña presidencial existosa de 1968, Kevin Phillips escribió en el libro intitulado La Mayoría Republicana que Emerge (The Emerging Republican Majority), que la victoria de Nixon anunciaba el fin de la larga hegemonía demócrata del New Deal a partir del gobierno de Roosevelt en los años treinta. Lo que después se conocieron como Demócratas Reaganitas (en los ochentas bajo el gobierno de Ronald Reagan) conformó un poderoso segmento del electorado que permitió que los conservadores mantuvieran la hegemonía por casi cuarenta años –con los breves interregnos de Carter y de los primeros años de Bill Clinton porque desde 1994 los republicanos conservadores alcanzaron la mayoría legislativa. Si ese realineamiento electoral hacia la derecha conservadora fue producto de resentimiento contra las elites liberales y las minorías en relación a las políticas afirmativas; antagonismo contra la contracultura juvenil de los sesentas y la versión errónea trasmitida através de los medios masivos y muy particularmente el radio, que la derrota de Vietnam fue producto de la debilidad de los liberales para enfrentar el comunismo; hoy parece haber una reacción de signo contrario, pero por razones similares. El resentimiento contra el enriquecimiento descomunal de los más ricos,el antagonismo con la violación de temas claves en la cultura liberal como la separación de las iglesias y el estado, o la violación de los derechos humanos, y la derrota en Irak adjudicada al extremismo de los neo-cons.
  15. ¿Se consolidará una nueva mayoría liberal y progresista que revierta 40 años de políticas erróneas,aventureras y que causaron enorme daño social, económico y moral a la sociedad norteamericana? Parecería que sí por los resultados que obtuvieron tanto Obama como Clinton en las elecciones primarias.En todo caso lo que es evidente es que el partido Republicano y su coalición están fuertemente desmantelados y divididos entre grupos irreconciliables.

Saturday, May 17, 2008

CONTRA LA HOMOFOBIA

México, segundo sitio en asesinatos por homofobia
Organización Editorial Mexicana
16 de mayo de 2008
Manrique
Gandaria / El Sol de MéxicoCiudad de Méxioc.- Datos del Consejo
Nacional contra la Prevención y Discriminación (Conapred) revelan que en nuestro país aumenta la discriminación y la homofobia,
ya que al mes son asesinados 15 homosexuales, lesbianas o personas
transexuales, es decir, 180 al año, cifra que contrasta con lo ocurrido
entre 1995 y 2004, donde sólo ocurrieron 337 crímenes.Así
lo dio a conocer en rueda de prensa Angie Rueda Castillo, responsable
de la presidencia en materia de no discriminación por género,
preferencia sexual e inequidad de género del Cenapred, quien afirma que
esta situación coloca a nuestro país en el segundo lugar en
asesinatos de este sector de la población por debajo de Brasil, y a
nivel mundial, se estima que cada dos días es asesinada una persona
homosexual.Indicó que este
sector de la población, ha sido objeto de homofobia, sobre todo en el
trabajo, escuela, hospitales y en el seno familiar.Es por ello que en el marco de la celebración del día mundial contra la Homofobia, Rueda Castillo, pidió a los legisladores se castigue con mayor rigor, incluso con multas, la discriminación y homofonía contra este sector de la población.Indicó que la
homofobia también se expresa como lesbofobia, bisexofobia y transfobia,
que es la aversión en contra de hombres homosexuales, mujeres
lesbianas, mujeres u hombres bisexuales travestistas y hombres y
mujeres transgenéricas y transexuales.Refirió que la palabra homofobia, también se emplea junto con términos que denotan intolerancia y discriminación, "de
esta manera la homofobia se parece al racismo, la xenofobia, el
antisemitismo, y otras formas de intolerancia con las que se busca
deshumanizar a un grupo de personas".El impacto de estas prácticas -afirma- se traduce en que casi la mita de los mexicanos, (48.4 por ciento) no permitiría que una persona homosexual viviera en su casa; pero casi el total de las y los homosexuales en México (94.7 por ciento) considera que existe discriminación en su contra, dos de cada tres integrantes de este grupo de población (61.9 por ciento), siente que no se les han respetado sus derechos en nuestro país, y el 43 por ciento dicen haber sido víctima de un acto de discriminación en el último año. De este universo, el 70 por ciento consideran que se ha incrementado la discriminación en su contra en los últimos cinco años, y finalmente, más de la mitad (54.6 por ciento)
afirma sentirse rechazado por la sociedad, esto de acuerdo a datos de la Primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, realizada por la Secretaria de Desarrollo Social y el Conapred.Los datos demuestran que los espacios donde se percibe una mayor discriminación contra las y los homosexuales, son (de una escala de 0 a 10), el trabajo (7.64), la escuela (7.45), los hospitales públicos (6.61) y las familias (6.55). Rueda Castillo afirma que Amnistía Internacional denuncia que alrededor de 80 países persiguen aún a los homosexuales y ocho los condenan a muerte. Es
así que, en países como Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos,
Mauritania, en algunos Estados del norte de Nigeria, Somalia, Sudán y
Yemen, este sector de la población es condenado a la muerte, incluso en Emiratos Arabes las relaciones extramaritales se condenan con la muerte.En Latinoamérica, se sabe que Brasil es el país donde más homosexuales son asesinados, habiéndose registrado 122 en 2007, le sigue México, donde entre 1995y 2004, se produjeron 337 asesinatos, 15 eran mujeres y 322 hombres. Por edades, Angie Rueda refiere que fluctúan entre los 20 y los 40, y de las 337 muertes, 137 se dieron en el Distrito Federal, 67 en el Estado de México, 39 en Veracruz, 16 en Michoacán y 13 en Yucatán. Anunció
que el próximo sábado, la comunidad Lésvicogey, dará su posicionamiento
en torno a esta situación frente al Hemiciclo a Juárez, y pedirán que
se endurezcan las penas para los homofóbicos
http://www.oem.com.mx/elheraldodetabasco/notas/n700414.htm

Gobierno federal no declara aún Día Nacional Contra la Homofobia
17 de mayo celebración mundial
Por Gladis Torres Ruiz

México DF, 16 mayo 08 (CIMAC).- En América Latina, México ocupa el segundo lugar con mayor índice de asesinatos por homofobia,
de 1995 a 2006 en el país se registraron 420, por cada crimen
denunciado se comenten otros dos por lo que la cifra podría ascender
mil 260, de acuerdo con el Informe Anual de Crímenes por Homofobia
2005/2006, elaborado por el suplemento Letra S, especializado en temas
de salud, sexualidad y VIH.

En el marco de la celebración del 17
de Mayo, Día Mundial Contra la Homofobia, en el documento se detalla
que del total de asesinatos por homofobia en estos años, 404 fueron contra varones y 16 contra mujeres.

El Distrito Federal tiene la cifra más alta de casos:
148. Le siguen el Estado de México, con 78; Veracruz, con 39; Yucatán,
con 33; Michoacán, con 26; Nuevo León, con 19; Colima, con 12; Tabasco,
con 11; Baja California, con 8; Hidalgo, con 6; Chiapas, con 5;
Tamaulipas, con 4.

En tanto, las entidades federativas con menor incidencia son
Chihuahua, Guerrero, Morelos y Puebla, con 3; Coahuila, Oaxaca y
Quintana Roo, con 2, y con un sólo caso Sinaloa, Sonora, Zacatecas,
Aguascalientes, Jalisco y Querétaro.

El informe detalla que el rango de edad que presenta mayor número de incidencia en crímenes de odio, es
de 21 a 30 años, con 90 casos; de 31 a 40 años, con 82 casos; en 114
casos no se tiene registro de edad y dentro del total de casos se
identificaron 7 travestís, 2 hombres con ropas de mujer y una persona
transgénero.

COMO VE MEXICO LA HOMOSEXUALIDAD

Según
la Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2001,
de la Secretaria de Gobernación, 66 por ciento de las y los mexicanos
no compartirían techo con una persona homosexual y el 57 por siento no
vivirían con una persona con VIH-SIDA.

En lo que se refiere a
las y los jóvenes el 71 por ciento no apoyarían los derechos de las y
los homosexuales. En cambio una mayoría, 70 por ciento, si apoyaría los
derechos de las y los enfermos de SIDA, y un 85 por ciento los derechos
de las y los indígenas, señalan datos de la Encuesta Nacional de
juventud 2000, realizada por el Instituto Nacional de la Juventud.

Entre
el 25 y 30 por ciento de las y los homosexuales recibió, por el sólo
hecho de ser homosexual, insultos y fue objeto de humillaciones durante
su infancia y adolescencia, el 8 por ciento sufrió violencia física,
señala Letra S.

Por otra parte, la directora general adjunta de
Quejas y Reclamaciones del Consejo Nacional para Prevenir la
Discriminación (Conapred), Vilma Ramírez Santiago, precisó en un
boletín de prensa que hasta la fecha se han presentado ante el Consejo
221 quejas y reclamaciones interpuestas por presunta discriminación
hacia la población LGBT.

De éstas, la mayoría provienen del Distrito Federal, el Estado de México, Jalisco, Yucatán y Michoacán.

¿HOMOFOBIA EN LOS PINOS?

El
21 de noviembre de 2006, por unanimidad, el pleno de la Cámara de
Diputados aprobó instituir el 17 de mayo como Día Nacional de Lucha
Contra la Homofobia. El Gobierno del Distrito Federal publicó, el 16 de
mayo de 2007, el acuerdo por el que se instituyera esta conmemoración
en la capital del país.

El
7 de noviembre de 2007, la LX legislatura exhortó al Poder Ejecutivo a
que, a través de la publicación de un Decreto en el Diario Oficial de
la Federación, decretara esta fecha para celebrarse cada año.

En
un comunicado, la diputada federal Marisela Contreras Julián, cuestionó
“si acaso ronda el fantasma de la homofobia en los pinos”, ya que hay
dos exhortos de la Cámara de Diputados para que Felipe Calderón declare
el 17 de mayo como Día Nacional de Lucha Contra la Homofobia.

La
presidenta de la Comisión de Equidad y Género del órgano legislativo,
indicó que la razón por la que se insiste en este tema es que a las y
los integrantes de la comunidad gay, lésbica, bisexual y transgénero se
les ha estigmatizado, calificándoles de enfermos, antinaturales y
delincuentes y “se les ha condenado a ocultar sus sentimientos y vivir
en la clandestinidad”.

Contreras se refirió al spot que
se ha transmitido en diversos medios de comunicación, en el cual se
dice que el gobierno de Calderón decretó el 17 de mayo como Día
Nacional de Lucha Contra la Homofobia.

Si bien la Cámara de
Diputados, ha aprobado dos puntos de acuerdo sobre el tema, dicha
aprobación no implica la instauración de este día de manera oficial,
señala, pues el resolutivo que emitió es “confuso e impreciso, en
cuanto a la instauración del día, sin embargo es contundente en cuanto
el exhorto al Ejecutivo Federal”.

Por
lo que “es necesario que Calderón declare el 17 de mayo como Día
Nacional de Lucha Contra la Homofobía y se quite este estigma en la
sociedad contra la comunidad lésbico gay, comenzando por los Pinos”, puntualizó.

Y propone que a nivel federal se realicen acciones que combatan esta discriminación,
ya que a decir de la diputada perredista el instituir este día
permitiría la reflexión y articulación de acciones para luchar contra
todos los tipos de violencia ligadas a la orientación sexual o a la
identidad de género, además de contribuir a la igualdad de derechos de todas las personas y la erradicación de la discriminación.

JORNADA MUNDIAL CONTRA LA HOMOFOBIA

La
Coordinadora del Programa en Materia de No Discriminación por Género,
Preferencia Sexual e Identidad de Género del Conapred, Angie Rueda
Castillo, señaló que la homofobia y la transfobia, son formas
de intolerancia irracional, derivadas de la ignorancia, los prejuicios
y el miedo, contra todas y todos quienes transgreden las convenciones
sociales de género y que por tanto puede afectar los derechos humanos y
la dignidad de estas personas.

Letra S indica que
la homofobía es definida como la aversión, el temor, el rechazo o el
prejuicio contra las personas que no cumplen con el rol de género
dominante en la sociedad, se manifiesta de diversas maneras: omisiones,
silencio, burla, desprecio, exclusión, rechazo, persecución y violencia.

Por
ello, el Día Mundial de Lucha Contra la Homofobía se celebra cada 17 de
mayo, debido a que ese mismo día pero de 1990 la Organización Mundial
de la Salud (OMS) retiró a la homosexualidad de su lista de
enfermedades mentales, reconociendo que la orientación sexual no se elige ni se debe intentar modificar.

En 2005, quince
años después, el francés Louis-George Tin, impulsor de la Jornada
Mundial Contra la Homofobia, logró que más de 30 países se adhirieran a
esta lucha contra la discriminación sexual y ese año se
instauró el 17 de mayo como Jornada Internacional Contra la Homofobía,
en remembranza a la supresión de la OMS en 1995.

En 2006, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (por sus siglas en inglés ONUSIDA), reconoció
que es necesario luchar contra la homofobia debido a que “si una
sociedad es homófoba no hay manera de dar respuesta efectiva a la lucha
contra el VIH/SIDA”.

El mismo año, en una reunión de
expertos en materia de derechos humanos, se tomaron algunas medidas en
contra de la discriminación sexual, las cuales fueron plasmadas en el
documento titulado “Principios
de Yogyakarta”, y en el cual se rechaza la penalización de la
homosexualidad y se asevera que las personas Lesbianas, Gays,
Bisexuales y Transexuales (LGBT) tienen derecho a la vida.

Además
de una vida libre de violencia, a la privacidad, acceso a la justicia,
libertad de expresión, igualdad, personalidad jurídica, seguridad,
trabajo, protección, acceso a los servicios de salud y participación en
la vida pública entre otros.

Con la finalidad de conmemorar del
17 de Mayo Día Mundial Contra la Homofobía, en varios estados de la
República mexicana se llevarán a cabo actividades político-culturales,
Sinaloa será la sede de la VII Semana Cultural de la Diversidad Sexual,
en su etapa itinerante, dicho evento tendrá lugar del 19 al 24 de mayo.

Llevará por lema “Dignificación y justicia social para todas y todos, por un Sinaloa libre de violencia de género y homofobia” con
el objetivo de impulsar la reflexión y divulgación académico-cultural
de los ámbitos que conforman la diversidad sexual humana.

Wednesday, July 04, 2007

LA POLITICA YA NO ES LO QUE FUE

NUEVA SOCIEDAD NRO. 144 JULIO-AGOSTO 1996
Norbert Lechner


La preocupación prevaleciente por la transición democrática
hace perder de vista que la misma política se encuentra en
transición. A raíz de la a antinomia autoritarismodemocracia,
tan presente en toda América Latina, la atención
se centra en la transición hacia la democracia y en los
obstáculos a dicha transición; se toma a la democracia como
el punto de llegada, dando por sentado un destino fijo y
unívoco. Una vez conquistados ciertos elementos mínimos
del régimen democrático, la teoría democrática se vuelve
extrañamente inocua para dar cuenta de los nuevos retos.

Percibimos que no es lo mismo tener democracia que gobernar democráticamente.
La atención se desplaza a la política para descubrir que el gobierno democrático
parece obedecer a criterios diferentes al credo democrático. Una cosa es la
democracia como sistema normativo de organización y legitimación del poder
político y otra cosa el abigarrado campo de las dinámicas, interacciones y
constricciones en que se deciden (o no se deciden) las políticas democráticas. La
política democrática tiene que ver no sólo con quién y cómo se decide, sino
igualmente con la forma en que está organizada determinada sociedad y la forma
con que concebimos y percibimos la intervención política en la vida social. Es decir,
no podemos analizar los problemas y desafíos de una política democrática en
nuestros países sin tener en cuenta las condiciones sociales e históricas en las
cuales tiene lugar.

También en los países latinoamericanos actúan en mayor o menor grado un
conjunto de megatendencias que están configurando un nuevo contexto. El

* Este artículo es una revisión de «Por qué la política ya no es lo que fue», aparecido en Nexos Nº216, 12-1995, México.

predominio absoluto de la economía capitalista de mercado y los procesos de
globalización, el colapso del comunismo y del sistema bipolar, el
redimensionamiento del Estado, el nuevo «clima cultural» y la misma
preeminencia de la democracia liberal, conforman un nuevo marco de referencia
para cualquier política. No se trata, empero, de un simple marco de condiciones
externas. Cabe suponer, por el contrario, que cambia no solamente el contexto de la
política sino la política misma; de la cual conviene, pues, someter a revisión
nuestra concepción.

Por largo tiempo, prevaleció una visión estática de la política que contrasta con la
fácil distinción entre diversos estilos artísticos o incluso de estilos de desarrollo
económico. A la luz de una idea a la vez inmutable y difusa de la política, se
prestaba gran atención a los cambios políticos, pero no a los cambios de la política.
Es hora de analizar los cambios en la manera de hacer y de pensar la política. La
tesis central del trabajo consiste en argumentar que las grandes transformaciones
en curso conllevan una transformación de la propia política. A continuación llamo
la atención sobre algunos de los factores.

Antes, sin embargo, no está de más señalar dos advertencias. Se trata de una
descripción muy esquemática que pretende resaltar algunas tendencias generales,
pero que requiere múltiples matizaciones respecto a los factores mencionados y su
vigencia en los diversos países latinoamericanos. No me refiero a mutaciones
radicales que de golpe cambien la faz de la sociedad; los cambios suelen ser
cuestión de grados, de mayor o menor énfasis, pero tales mudanzas acaso menores
en ritmos y tonalidades son las que hacen la melodía. Es igualmente obvio, por
otro lado, que los cambios señalados implican riesgos y oportunidades. Conllevan
amenazas para las frágiles democracias de la región, pero también abren nuevas
opciones para una profunda reforma de la sociedad.

La nueva complejidad social
Las sociedades contemporáneas, incluyendo las latinoamericanas, están viviendo
un profundo proceso de diferenciación social y funcional. La industrialización y
urbanización de nuestros países producen una continua diferenciación de la
estructura social que disuelve el rígido orden jerárquico de clases y estamentos y
establece múltiples roles para cada individuo. A la diferenciación social, operando
de larga data, se añade ahora la diferenciación funcional de los diversos campos o
«subsistemas» sociales - economía, derecho, arte, ciencia, etc. - que adquieren
creciente autonomía, con racionalidades específicas y difícilmente conmensurables
entre sí. La nueva complejidad social conlleva dos consecuencias cruciales para
nuestro tema. La pluralidad de espacios más y más autónomos, regulados por
criterios contingentes y flexibles, segmenta los intereses materiales y mina los
principios universales y las creencias colectivas que servían de anclaje a las
identidades colectivas. Estas se diluyen en un sinnúmero de pequeñas «tribus»
transitorias entre las cuales los individuos deambulan como nómadas
compartiendo en cuotas segmentadas los intereses y las emociones del respectivo
grupo. Por otra parte, la multiplicación de «lógicas» específicas debilita la
«unidad» de la vida social a un punto tal que la sociedad carece de noción de sí
misma. Luhmann y otros advierten el advenimiento de una sociedad sin centro, o
sea sin un núcleo rector que coordine y regule los distintos «subsistemas» de la
vida social. Nuestras sociedades despliegan una diversidad radical que acentúa la
anterior «heterogeneidad estructural». Ello plantea un problema fundamental de
nuestra época: el cuestionamiento del Estado y de la política como instancias
generales de representación y coordinación de la sociedad.
En este contexto se vislumbran dos transformaciones profundas de la política. En
términos de espacio social, se encuentra en entredicho su centralidad. La nueva
diversidad estructural pone en jaque la función integradora de la política, que
pierde fuerza como vértice ordenador de la sociedad. En la medida en que una
coordinación policéntrica acota el ámbito de la política como instancia
coordinadora de los procesos sociales, queda por redefinir no sólo el lugar sino el
valor mismo de la política. Vale decir: ¿para qué sirve la política y qué podemos
esperar de ella? Puesto que ya no opera como instancia unificadora de la vida
social, al menos puede articular las diferencias. Pero tal construcción de un «orden
de diferencias» también es problemático si consideramos, por otro lado, la
dimensión temporal. Si los diferentes campos sociales obedecen más y más a
racionalidades propias y diferenciadas, ello implica que también desplegarán
dinámicas específicas. Es en este sentido funcional (y no sólo de espacios
regionales) que nos acercamos a una «sociedad a múltiples velocidades». De ser
así, la política no sólo no marca el ritmo del desarrollo social sino que,
estructuralmente, se encuentra desfasada con las dinámicas de otras áreas sociales.
En lugar de pensar en una «correspondencia» entre desarrollo político y desarrollo
económico, cultural, tecnológico, etc., habría que asumir una asintonía estructural
entre los diferentes campos.

Sociedad de mercado y nueva sociabilidad

El mercado no es algo nuevo en América Latina, pero sí la gravitación social que
adquieren sus mecanismos. Los países latinoamericanos tienen no sólo una
economía capitalista de mercado, sino que se dirigen con pasos más o menos
grandes hacía una sociedad de mercado; o sea, una sociedad con normas, actitudes y
expectativas conformes al mercado. La mercantilización de las más diversas
relaciones sociales moldea un nuevo tipo de sociabilidad. Prevalece el cálculo
racional-instrumental del intercambio mercantil - el «toma y daca» del mercado (el
do ut des del derecho romano) - imprimiendo a las relaciones sociales un sello más
individualista-egoísta. No es casual que, cuando todo parece transable, el dinero se
constituya en el «equivalente general» de todos los bienes, relegando al ámbito
privado consideraciones de amor, amistad, solidaridad. A la vez, tiene lugar
precisamente un proceso de privatización, un retiro hacia «lo privado» como esfera
privilegiada de la vida social. Tal desplazamiento puede ser visto como causa y
efecto de la interpelación neoliberal a los intereses individuales, rompiendo con la
tradición comunitaria creada en torno al ámbito y los bienes públicos.

El cambio de sociabilidad, más visible en las grandes ciudades, señala un
desplazamiento mayor: la reestructuración de la relación entre esfera privada y
pública. Actualmente, el ámbito público tiende a ser mucho menos determinado
por la política que por el mercado. Vale decir, lo público ya no es primordialmente
el espacio de la ciudadanía; en cambio, el mercado adquiere un carácter público y
sus criterios (competitividad, productividad, eficiencia) establecen la medida para
las relaciones públicas. Por supuesto, no se trata de un vuelco total y el proceso
debe ser matizado. El hecho es que cuando todos los límites establecidos se ven
cuestionados, también la frontera entre lo público y lo privado se difumina.
Vemos, por otra parte, que múltiples asuntos que formaban parte del mundo
privado ahora ganan visibilidad pública: desde la condición de género, la
identidad étnica o las preferencias sexuales hasta la indefensión del consumidor en
el mercado. Es decir, la agenda pública comienza a estar teñida de experiencias
privadas, haciendo valer la dimensión política de la vida cotidiana.

Todo ello parece indicar cierta redefinición de la ciudadanía. Su ejercicio ya no
queda restringido al ámbito público y, en cambio, se nutre de una subjetividad
que, a su vez, tampoco queda recluida al fuero interno y, por el contrario, se
incorpora al debate público. Se trata de un proceso incipiente, pero torna visible la
diferencia con la democracia liberal. Mientras ésta se apoya en la escisión entre
citoyen y bourgeois, donde la igualdad de los ciudadanos prohíbe la discriminación
según raza, sexo, religión, ahora la cultura étnica, la identidad sexual o las
prescripciones religiosas integran los estatutos de identificación ciudadana.

Nueva relación entre Estado y sociedad
Frente a la preeminencia avasalladora del mercado conviene recordar la paradoja
neoliberal: los casos exitosos de liberalización económica no descansan sobre un
desmantelamiento estatal sino, muy por el contrario, presuponen una fuerte
intervención del Estado. Pero ya no se trata del anterior modelo estatal; en mayor o
menor medida tiene lugar una reforma del Estado sobre la base de reducir las
empresas públicas, reorientar las políticas sociales, descentralizar y desburocratizar
al aparato estatal, racionalizar la gestión pública y una reglamentación frondosa,
en fin, incrementar la eficiencia económica de la acción estatal. Todo ello
redimensiona el papel del Estado y, en particular, de las políticas públicas; éstas ya
no se refieren tanto a la integración social como a la «competitividad sistémica» del
país en los mercados mundiales. Me parece importante resaltar este giro
(impulsado por la victoria absoluta de la economía capitalista de mercado y la
menor amenaza nuclear) que por ahora caracteriza la política; toda decisión
política se encuentra, por así decir, «sobredeterminada» por su eventual impacto
económico. La misma prioridad atribuida a las funciones económicas, sin embargo,
inhibe ver otras dimensiones. Al enfocar exclusiva y unilateralmente la relación
entre Estado y mercado se escamotea el problema de fondo: la nueva relación de
Estado y sociedad. Quiero decir: las profundas transformaciones de la sociedad
latinoamericana requieren un nuevo tipo de Estado. El mencionado proceso de
diferenciación pone en duda al Estado en tanto «síntesis de la sociedad civil»
(Marx). ¿Cómo llevar a cabo la unificación (normativa, simbólica, lingüística) de la
vida social de cara a la creciente diversidad?

Bien visto, la reorganización estatal supone una redefinición, una nueva
concepción del Estado. Ni el viejo estatismo ni el nuevo antiestatismo ofrecen una
perspectiva adecuada. Me parece más fructífero asumir las transformaciones en
curso como punto de partida para reformular los objetivos. En realidad, el doble
movimiento - diferenciación de la sociedad y redimensionamiento del sector
público - plantea amenazas a la integración social, pero también oportunidades
para una profunda reorganización social. De hecho, los procesos en marcha limitan
tanto el exceso de demandas dirigidas al Estado como su propia intervención
indiscriminada. En este sentido, un papel más acotado del Estado puede favorecer
una mayor autonomía de los ciudadanos. Señalo la tendencia con suma cautela
porque observo una apología del ciudadano autónomo y racional que, en el fondo,
repite la utopía del mercado. Dicho con prudencia, existen condiciones favorables
(no sé si necesarias y suficientes) para «ciudadanizar» la política, desplazando su
eje del ámbito estatal al ciudadano. Existe, en buenas cuentas, la oportunidad de
reformular las metas de una reforma y apuntar a un Estado concebido como la
comunidad de ciudadanos. Tal perspectiva permite conciliar la tradición liberal,
haciendo hincapié en los derechos ciudadanos de cara al poder estatal, con la
tradición comunitarista que valora al Estado como totalización simbólica de la
comunidad. De hecho, es notorio por doquier el desarrollo de una nueva
conciencia de los derechos ciudadanos, de la dignidad del ciudadano(a) y, en
definitiva, de la ciudadanía como fundamento de la acción estatal. Queda
pendiente empero, cómo tal exigencia de una relación «adulta» entre ciudadanos y
su Estado se traduce en instituciones y estilos políticos.

Nuevos procesos de comunicación
La preeminencia de la palabra, de los grandes relatos y aun de los discursos
políticos ha sido desplazada en años recientes por la imagen. Vivimos inmersos en
una cultura de la imagen que altera la idea que nos hacemos de la política. Para
bien y para mal, ya no podemos pensarla al margen de la televisión. Cuando el don
de la palabra es restringido por el manejo de la imagen, cambian las estructuras
comunicativas sobre las que se apoyan tanto las relaciones de representación como
las estrategias de negociación y decisión. Los dispositivos del marketing no
reemplazan, pero modifican la deliberación ciudadana. Mientras que los políticos
compiten denodadamente por la atención, siempre limitada, del televidente, éste
ha de enfrentar mudo una invasión de estímulos. Fragmentada en miles de
instantáneas inconexas, la política ha de ser reconstruida como un caleidoscopio de
flashes. Existe una sobreoferta de información que no hace sino resaltar la erosión
de los códigos de interpretación. Ello nos remite a los desafíos que enfrentan las
culturas políticas.

Más allá de su impacto estrictamente político, la televisión ilustra la
descomposición de las claves con que habitualmente interpretamos el mundo. Una
catarata de imágenes fugaces y repetitivas diluye la realidad a la vez que la vuelve
avasalladora. El desconcierto de nuestro «sentido de realidad» refleja el
redimensionamiento de las nociones de espacio y tiempo. Por un lado, una
comunicación planetaria cuestiona el provincianismo reinante y los límites
establecidos, abriendo nuevos horizontes y, por ende, nuevas opciones.
Simultáneamente, no sólo difumina la frontera entre espacio privado y espacio
público; además, la globalización de las comunicaciones desterritorializa el
universo simbólico, poniendo en entredicho los sentimientos de pertenencia y
arraigo. Por otro lado, la televisión refleja bien la aceleración del tiempo en nuestra
época. Un ritmo más y más vertiginoso consume vorazmente cada instante. No hay
otro tiempo que el tiempo presente, un presente omnipresente. Ya no hay tiempo
para procesos de aprendizaje y maduración; los plazos se acortan y sólo aceptan
metas cercanas. La misma política se retrotrae a lo inmediato, sin lograr elaborar
horizontes de futuro compartido.

De las muchas y complejas consecuencias de esta reestructuración destaco sólo un
aspecto. Cuando la gente ya no comparte nociones similares de espacio y tiempo o,
más exacto, cuando se ensancha desmesuradamente la brecha entre los diversos
grupos sociales con relación a sus respectivos horizontes temporales y referentes
espaciales, se hace más difícil la conformación de un sentido común. Se resquebraja
el piso de «evidencias» compartidas acerca de lo que es «normal y natural» sobre el
cual se levanta la comunicación cotidiana y, en concreto, el debate político. Se
acentúan las tendencias centrífugas favoreciendo un escenario babélico en el que
cada actor tiene su propio lenguaje sin entender a los demás. En caso que lleguen a
cristalizar tales racionalidades particulares, sin denominador común, el valor de las
instituciones y de cualquier regla de juego deviene precario, incitando conductas
no institucionales. Ello ayuda a comprender los obstáculos que enfrentan hoy en
día los actores políticos en la elaboración de consensos y, por tanto, en la
construcción de vinculaciones recíprocas mediante las cuales enfrentar en conjunto
los avatares del futuro.
Es notorio el desarrollo de una nueva conciencia de los derechos ciudadanos, de la
dignidad del ciudadano(a) y de la ciudadanía como fundamento de la acción
estatal.

Las nuevas incertidumbres
Basta recordar la infancia tan cercana, todavía marcada por pautas rurales y
frecuentemente señoriales, para vislumbrar la rapidez y magnitud de los cambios
sociales ocurridos en los últimos años. Continuamente se vienen abajo las
interpretaciones que tan esforzadamente elaboramos al punto que al final ya no
sabemos qué es lo que en realidad vivimos. La realidad titila cual fata morgana y
aun su violencia más dolorosa levita como una pesadilla aterradora y a la vez
incierta. Quiero decir, la vida pierde sus límites claros y precisos y, usando una
expresión del novelista Javier Marías, descubrimos que estamos hechos en igual
medida de lo que fue y de lo que pudo haber sido. Somos también lo que no hemos
sido. Si resulta costoso hilvanar una biografía hecha de tan diversos retazos, tanto
más arduo es aseverar quiénes somos «nosotros». Las identidades colectivas se
fragmentan a la par con la disgregación de los valores y hábitos, las creencias y
experiencias que estructuraban la trama social. El proceso de secularización
descompone las religiones y, por ende, las respuestas heredadas a los interrogantes
básicos de la vida. Predomina una situación de desamparo en que las certezas
tradicionales se desmoronan, se diluyen los anclajes simbólicos y las ataduras
normativas pierden obligatoriedad sin reemplazo. Entonces los individuos,
abandonados y aislados, se aferran fanáticamente a las verdades históricamente
sedimentadas como «naturales»; o bien, elaboran arreglos ad hoc que sirvan de
refugio provisorio mientras buscan un destino verosímil. Ni así los cambios dan
tiempo a que se consolide algo duradero. En suma, reina la incertidumbre. A las
viejas incertidumbres que plantea la vida, las transformaciones en curso, más
cargadas de amenazas que de promesas, agregan nuevas incertidumbres,
generando ese clima de temor difuso en que todo es posible y nada pasa (todavía).
Se trata de un clima o ambiente indeterminado en que nada es previsible y, por lo
mismo, cualquier cambio causa alarma.

En tal situación adquieren supremacía dos consignas siempre presentes en política.
Por un lado, la anterior demanda de cambio social es relegada por la demanda de
estabilidad. Ya no se trata tanto de revolucionar estructuras anquilosadas como de
exorcizar la sensación de lo efímero y asegurar algo perdurable en el tiempo.
Cuando todo se mueve y ningún movimiento es previsible, la creación de
referentes firmes resulta indispensable para evitar el vértigo y desarrollar
conductas mínimamente predecibles. Por eso, en países con elevada tasa de
inflación o violentos vaivenes políticos el deseo de estabilidad prevalece al punto
de desplazar otras preferencias, incluyendo las mejoras económicas, a un rango
secundario. La misma democracia ha de justificarse por sobre todo como un orden
calculable, o sea de conflictividad acotada. Más que en la época anterior, la
estabilidad representa un prerrequisito de la acción política y, en definitiva, una
condición básica de racionalidad. Por otro lado, se agudiza la demanda de protección.
Sea cierto o no el incremento de la criminalidad o del costo de la vida, en todo caso
crece el sentimiento de amenaza a la integridad física y seguridad económica. Pero
los riesgos no son sólo materiales; tras la violencia y la guerra, el sida y el
desempleo, rápidamente se sospecha de fuerzas oscuras. La percepción de
inseguridad se potencia en un clima de incertidumbre que, finalmente, sólo se
apacigua con certezas. La demanda de protección apunta tanto a las condiciones
materiales de vida como a la seguridad simbólica y normativa. Al fin y al cabo, se
requiere de ciertos criterios por sobre toda sospecha para manejar la vida
cotidiana.

Se trata de demandas poderosas, pero sin contenido ni destinatario preciso. Ambas
invocan la política en tanto instancia garante del orden. El sistema político se ve
pues confrontado a exigencias que las instituciones y los procedimientos
democráticos no suelen procesar, al menos en términos explícitos. No basta
entonces aducir una «sobrecarga» del régimen democrático; hay que encauzar tales
demandas so pena de que desencadenen «soluciones» no políticas. Ello nos remite
a un último aspecto.

Las transformaciones de la política
Finalmente cabe mencionar en este breve recuento las transformaciones de las
instituciones políticas y, en particular, de la misma política. En parte por las
razones antes mencionadas, en parte por dinámicas internas, la política ya no es lo
que era. Un rasgo sobresaliente ya fue mencionado: el descentramiento de la política.
Vale decir, se debilita el lugar central que la política ocupara en la organización
social. La política institucionalizada ve restringido su campo de maniobra porque
son más limitados los recursos disponibles y más arriesgadas las apuestas acerca
de los resultados previsibles de una decisión (o sea, más difíciles de determinar las
opciones viables). Pero además se restringe la capacidad política de intervenir en
otras áreas porque éstas obedecen más y más a cánones específicos que escapan al
control de la «lógica» política. ¿Qué asegura la «unidad» de la vida social en tanto
sociedad? Existen mecanismos de interdependencia e integración sistémica, por
cierto, pero nada dicen acerca de la dirección que toman las dinámicas. La
capacidad de conducción política se encuentra así en entredicho en el momento
mismo en que se vuelve más acuciante la pregunta ¿hacía dónde vamos?
Ilustrativo de ello son las dificultades de la política no sólo por decidir el rumbo
del desarrollo económico o científico-tecnológico sino, en general, por definir un
proyecto de futuro para el país.

La pérdida de centralidad va acompañada de una informalización de la política.
Quiero decir, la política realmente existente desborda las relaciones formalizadas
del sistema político, permeando los límites entre lo político y lo no político.
Ejemplos de ello son las redes informales entre instancias gubernamentales y
actores sociales o la reformulación de los derechos ciudadanos a partir de la esfera
civil. La informalización acorta la distancia entre política y sociedad, pero
simultáneamente provoca cierto vaciamiento de las instituciones políticas. Ellas ya
no escenifican las grandes alternativas acerca del desarrollo nacional; ahora los
clivajes se desmigajan en múltiples microdecisiones tomadas ad hoc. Ello da lugar a
una situación paradojal: la nueva complejidad de los procesos sociales produce
una fuerte demanda por conducción política, al mismo tiempo que dificulta
elaborar políticas de Estado que condensen consensos a largo plazo.
En este contexto hemos de situar a quienes son los agentes privilegiados de una
política democrática: los partidos políticos. Estos viven por doquier,
indistintamente de su signo ideológico, una fase crítica de redefinición pues
carecen de discurso y de estrategia de cara a las grandes transformaciones en
marcha. Se han quedado sin discurso en tanto interpretación global que permita
ordenar la realidad en un panorama inteligible y estructurar la diversidad de
intereses y opciones en torno a algunos ejes básicos. Carecen no sólo de «discurso
ideológico» sino igualmente de «discurso programático» en tanto propuesta de
futuro. Con la aceleración del tiempo y el consiguiente desvanecimiento del futuro,
les resulta difícil elaborar un proyecto de país que aglutine y canalice las energías
en determinada perspectiva. Parafraseando una conocida tesis de Downs, se
podría afirmar que los partidos no ganan elecciones para llevar a cabo sus
programas; formulan programas para ganar las elecciones y una vez en el gobierno
verán día a día lo que pueden hacer. No corresponde, empero, culpar a los
partidos; ellos sólo expresan de manera especialmente cruda la perplejidad de
estos tiempos. En períodos dominados por la contingencia son muchas las
dificultades en diseñar estrategias razonablemente consistentes. Bajo las nuevas
condiciones, los partidos y, mucho más el gobierno, están obligados a ser
sumamente flexibles en la selección de sus metas y acotar los resultados
intencionales a los breves plazos previsibles, renunciando a líneas de acción de
más largo alcance. Ni las «planificaciones globales» ni las «alternativas globales»
tienen asidero (lo cual no elimina tales intentos). La fuerza de los hechos acota las
opciones viables y, por tanto, favorece estrategias de conflicto limitado. Las
decisiones acerca de lo que es y puede ser el orden social siguen siendo políticas,
pero se restringe el campo de lo políticamente decidible.

Ello no elimina las diferencias interpartidistas, pero les hace más difícil a los
partidos tener un perfil nítido. De allí un sinfín de polémicas y polarizaciones
artificiales que minan la de por sí débil identificación ciudadana. Cabe entonces
interrogarse acerca de la forma tradicional del partido político. Considerando las
tendencias prevalecientes parece necesario adecuar las modalidades organizativas
para articular las relaciones de cooperación y competencia tanto al interior del
partido y del sistema de partidos como en relación con el gobierno. Falta revisar,
por otra parte, la inserción social de los partidos. Su legitimación depende, en
buenas cuentas, de su capacidad de armonizar el nuevo protagonismo de la
ciudadanía con el carácter representativo de la democracia, configurando una
relación «adulta» entre lo que los ciudadanos esperan de la política democrática y
lo que ella puede ofrecer al ciudadano.

A modo de conclusión
He reseñado algunos de los elementos que me hacen pensar en una transformación
de la política. Al enfocar dicha transformación salta a la vista el desfasaje entre las
imágenes estáticas que tenemos de la política y las nuevas modalidades del
quehacer político. Tal desajuste es en parte inevitable, pero tiene efectos
inconvenientes. Por un lado, crea falsas expectativas acerca de lo que la política
puede hacer y distorsiona las «medidas dadas» con las cuales evaluamos el
desempeño político. Por el otro, la acción política se guía por imágenes obsoletas o
criterios de orientación inadecuados y, por tanto, no está en condiciones de
discernir los objetivos factibles y de ver las nuevas oportunidades. Ello conduce a
esa aparente ausencia de alternativas que caracteriza nuestra época. No deja de ser
desconcertante, en efecto, que precisamente en nuestro tiempo, lleno de cambios,
parecería no haber otra opción que «más de lo mismo». Ahora bien, el desconcierto
no es atenuante en política y, por el contrario, obliga a una reflexión más aguda.
En el fondo, necesitamos una redefinición de la política; no en el sentido de una
definición taxonómica, sino de una comprensión más cabal de la(s) «lógica(s)» que
condicionan la acción política en nuestras democracias. Un paso inicial hacia la
elaboración de una nueva concepción de la política consiste, a mi entender, en
precisar las principales tendencias en juego. A modo de conclusión y de
prospectiva pongo a discusión dos posibles ejes estratégicos. Pienso, en primer
lugar, en los procesos de diferenciación funcional que, bajo el impacto de la
globalización, hacen saltar en añicos la antigua «unidad» de la sociedad. Por otra
parte, la vida social no puede prescindir de mecanismos de cohesión social.
Transformar la diversidad fáctica en una pluralidad democrática supone un
ordenamiento: un orden articulado de las diferencias. A la luz de esta tensión
irreductible entre diferenciación e integración social me pregunto por el locus o
estatuto de la política como instancia central de representación y coordinación de
las relaciones sociales. ¿En qué medida y de qué forma puede la política
democrática cumplir el papel de ámbito articulador de procesos tendencialmente
autónomos?
Tal fragmentación me hace pensar, en segundo lugar, en una asintonía estructural
entre la política y otras esferas de la vida social. Me refería arriba a las «sociedades
a velocidades múltiples» que, según parece, ya no son sincronizadas por la política.

Vale decir, los procesos políticos ya no pueden ser enfocados «en correspondencia»
con los procesos económicos, culturales, tecnológicos, etc., sino que deberían ser
analizados acorde a sus propios ritmos. Considerando esas dinámicas particulares,
¿en qué medida y mediante qué mecanismos existe todavía alguna sintonización
política de los distintos tiempos sociales?
Valgan estas alusiones tentativas para insinuar el tipo de reflexiones y
exploraciones que me parecen necesarias para renovar nuestras formas de pensar y
de hacer política.

About Me

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He sido dirigente del movimiento estudiantil de 1968, dirigente en el PMT, miembro fundador del Movimiento de Acción Política y del PSUM en los setentas. Miembro Fundador de la UNORCA. De abril a julio de 2006 fui el coordinador general de la campaña presidencial de Patricia Mercado. Como funcionario público he sido Subsecretario en la Secretaría de Agricultura, y Subsecretario en la Secretaría de la Reforma Agraria en México entre 1988 a 1994. En 1995 me desempeñé como Director de Desarrollo Rural de la FAO en Roma y desde 1997 hasta 2005 fungí como Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Como escritor soy miembro Fundador de La Jornada y colaborador de la Revista Nexos. De 2006 a 2009 fui profesor visitante en el Taller de Teoria Política de la Universidad de Indiana en Bloomington, dirigido por los profesores Vincent y Elinor Ostrom. EN 2015 fui Profesor Tinker en la Universidad de Wisconsin en Madison. He terminado dos libros a publicarse sobre la transición política en México. He terminado un libro sobre las reformas rurales en 1991 y estoy trabajando en una trilogía novelada. El primer tomo se llama 68.

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Dulce trémulo