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Monday, November 03, 2008

ANDRES LAJOUS SOBRE OBAMA

Publicado en Enfoque de Reforma el 2 de noviembre de 2008

En la cresta de la ola

Reportaje Elecciones en Estados Unidos. Gane o pierda las elecciones del próximo martes, el candidato demócrata ya hizo historia al mover a millones de personas de la inercia del miedo y la apatía a la urgencia del entusiasmo y la esperanza

Andrés Lajous y Zoé Robledo

(2 noviembre 2008).- Son cerca de las dos de la mañana. En el lugar no cabe una persona más. En las bocinas truena música electrónica mezclada por Diplo, un DJ que mezcla música para bailar de mediados de los noventa. *1

Para los asistentes, Diplo mezcla música retro. El sudor empapa a todos, llevan más de una hora bailando sin parar, viéndolo detrás de una pequeña manzanita brillante. El vapor condensado cae del techo, se prenden a todo color seis barras de luz y en el micrófono se oye el grito:

¿van a votar este 4 de noviembre?

- Los jóvenes contestan a coro: ¡¡¡Síííí!!!

- ¿Van a votar por Obama?

- El público vuelve a contestar: ¡¡¡Sííí!!!

Cuando hay grandes sucesos políticos, es difícil distinguir el papel que juegan las circunstancias y el papel que juegan las personas. Uno siempre corre los riesgos de exacerbar la importancia del voluntarismo de una persona y darle poderes sobrenaturales o de dejarse llevar por el determinismo y dejar todo en manos de condiciones fuera de nuestro control. Sin embargo, pareciera que la mejor manera de ver estos grandes sucesos es imaginando que las personas surfean los momentos históricos. La ola puede ser gigantesca, pero a menos de que haya alguien que pueda deslizarse sobre ella, es posible que la ola pase en el mejor de los casos desapercibida, y en el peor nos revuelque.



La ola

Se puede decir que cualquier candidato demócrata podría ganar esta elección.

Las circunstancias no podrían ser más propicias, la ola es gigantesca: el presidente George W. Bush tiene 22 por ciento *2 de aprobación, el nivel más bajo que ha tenido un Presidente desde Richard Nixon -quien en 1974 renunció a su cargo en medio del escándalo Watergate-. La crisis financiera, aunque todavía no tiene un impacto perceptible en los consumidores, ha forzado al gobierno a inyectar grandes cantidades de dinero en el sistema financiero, en lo que se ha entendido públicamente como el rescate de bancos (y consumidores) que actuaron de manera irresponsable. Las finanzas públicas pasaron de un superávit al final del gobierno de Clinton a un déficit de medio billón de dólares en ocho años. Ha incrementado el número total de pobres y aun más el número de personas que no tienen acceso al sistema de salud. Estados Unidos sostiene dos guerras promovidas prometiendo ser cortas: una provocada y otra alargada entre engaños reconocidos públicamente, gastos que parecen interminables, más de 4 mil soldados muertos, y cerca de 30 mil heridos.

Al mismo tiempo, hay cambios más profundos en la sociedad estadounidense que, a su vez, pueden discernirse en el electorado. Por un lado está el argumento de la alineación política de una mayoría demócrata emergente, que se ha fermentado durante los últimos 20 años.*3

Este argumento sostiene que desde principios de los años noventa se viene conformando un bloque de votantes que de manera recurrente muestra sus preferencias por el Partido Demócrata por razones históricas, económicas, sociales o ideológicas. Este bloque está compuesto de la siguiente manera: profesionistas que desertaron del Partido Republicano a principios de los noventa; mujeres que se han sumado gradualmente desde los ochenta; negros que desde los sesenta han votado en bloque; latinos y asia-americanos que consolidaron sus preferencias prodemócratas con el gobierno de Clinton; y, claro, la clase media trabajadora blanca que ha pasado de un partido a otro, a veces de manera dividida y a veces de manera unificada, pero hoy, a cuentagotas, va regresando a votar demócrata después de dejarlo de hacer durante toda la década de los ochenta.

Por otro lado está el argumento generacional. La elección del 2004 fue la elección en que participaron más votantes jóvenes -entre 18 y 29 años- desde 1972. Fue la primera vez en la historia en que la mayoría de jóvenes en edad de votar decidieron hacerlo, y al mismo tiempo fue el único grupo de edad en el cual John Kerry, candidato demócrata, obtuvo más votos que Bush.*4

De manera sarcástica, el cineasta Michael Moore describió a este grupo en su más reciente documental Slacker Uprising (El levantamiento de los huevones). En él muestra la campaña que hizo en las universidades para movilizar votantes jóvenes en favor del candidato demócrata en 2004. Pese a su derrota, Moore concluyó: "los chicos están bien", pues se topó de manera inesperada con una nueva generación de estadounidenses.
La Generación del Milenio empieza en 1982 y termina en 2003. Los nacidos en estos años, según los autores del reciente libro Millenial Makeover (Transformación del Milenio), tienen una actitud más positiva frente a la vida, crecieron con padres protectores, se relacionan en grupo y han crecido de la mano de las innovaciones tecnológicas más recientes. La siguiente imagen es ilustrativa: hablan por celular con sus padres, se comunican con sus amigos por mensajes instantáneos, se relacionan con redes sociales como Facebook, escriben blogs y ven el mundo a través de YouTube (instrumentos que en esta elección han sido fundamentales). En conjunto, esto se traduce en un interés por lo público, por lo que sucede "allá afuera" y en la posibilidad de influir activamente. Así -dicen los autores- los Millennials expresan un ciclo generacional cívico, frente a la Generación del Boom que tiene una actitud política idealista aunque centrada en el individuo, y la Generación X que es emprendedora pero con una visión cínica de la política. *5


La persona

Hay una fuerte crítica que se hace a Barack Obama: tiene poca experiencia, una carrera política corta y, por tanto, pocas formas de mostrar en los hechos que puede ser un buen gobernante. Él mismo lo reconoce. Y por ello su campaña política ha resaltado su personalidad y sus palabras.

Michael Sandel da la clase más grande en la Universidad de Harvard. La asistencia el último año superó las mil personas. El atractivo de su clase está en que somete a los estudiantes al debate público de cuestiones morales como la tolerancia, la acción afirmativa, la desigualdad, el mercado. Para Sandel, parte del éxito de Obama está en que al enfrentar asuntos morales, como las relaciones raciales, da "el ejemplo de un discurso que enfrenta la sustancia moral de las cuestiones públicas".

En contraste con la concepción de la participación política como un asunto simplemente de interés individual, Obama ha sacudido "el deseo del pueblo americano de ser llamados a participar en propósitos comunes, en un bien común más grande que ellos mismos".

El llamado al que Sandel se refiere ha de apreciarse desde el discurso de arranque de precampaña hace más de un año, donde el entonces precandidato decía: "esta campaña no puede ser sobre mí, debe de ser sobre nosotros... sobre recuperar el significado de la ciudadanía, recuperar el sentido de propósito común".*6

Según el autor del Descontento de la Democracia,*7 esto es lo que ha inspirado a los votantes más jóvenes. Provocando un "idealismo cívico" que no se veía desde hace 40 años, "Obama ha mostrado que la retórica política, en el buen sentido, es un arte que puede mover gente, mecerla, es una forma de persuadir a la gente, de llamarla a sus 'sí mismos' superiores. Esta capacidad de la retórica política, de inspirar idealismo, es algo que ningún candidato demócrata había mostrado desde John y Robert Kennedy".

El candidato republicano, John McCain, ha intentado usar la ventaja en la elocuencia y retórica de su adversario para criticarlo. En un spot televisivo, comparó a Obama con la famosa socialité Paris Hilton y la cantante Britney Spears, después del discurso que Obama dio en la ciudad de Berlin frente a 200 mil personas. Pero este spot contenía una crítica más profunda; cuestionaba el riesgo de confiar en un liderazgo carismático o populista. Sin embargo, para el profesor de filosofía política, hay características de personalidad que alejan al candidato demócrata de este riesgo: "junto con su elocuencia proyecta un sobrio y medido sentido de responsabilidad y contención. La contención es una expresión de su porte y su carácter. De hecho es una figura política muy intencionada y cuidadosa. Estas cualidades de temperamento previenen que su elocuencia devolucione en los riesgos del populismo demagógico".

Estas mismas características de personalidad que han dado confianza a millones de votantes con tendencias conservadoras para no temer un discurso de cambio es lo que, según Sandel, lo hace tan atractivo para los votantes jóvenes. "Es joven, energético y tiene una soltura sobre sí mismo. No parece como un político estándar que posa todo el tiempo. La gente joven lo elogia describiéndolo como alguien chill, creo que quiere decir que es cool, que está distanciado de las costumbres políticas comunes".

El filósofo moral, que desde hace 20 años recomendó a los demócratas cambiar su discurso, hace una pausa para advertir: "hay problemas complejos que le tomará mucho tiempo resolver, como sacar a Estados Unidos de Iraq, y las consecuencias de la crisis financiera". Pero rápidamente continúa: "pero hay un reto que podrá enfrentar casi de un día a otro y es empezar a restaurar el papel de Estados Unidos en el mundo. El simple hecho de su elección es un poderoso mensaje a países alrededor del mundo, de que Estados Unidos es diferente y un mejor lugar de lo que ha sido los últimos ocho años y antes".

Sandel termina la entrevista con un presagio: "creo que la noche de su elección, si es electo, el prestigio de Estados Unidos frente al mundo se transformará completamente".



La esperanza

Cargar el peso de una campaña política y de las expectativas que genera en la personalidad de un candidato es lo que le ha ganado la crítica, tanto desde la izquierda como de la derecha, de mesiánico. Sin embargo, esta crítica surge de una apreciación coyuntural, generada por la potencia de la competencia electoral, que opaca la complejidad de su carácter y su vida. En el discurso que lo lanzó a la escena política nacional, pronunciado en la Convención Demócrata del 2004, Obama quería demostrar que origen no es destino, al contar su historia personal.

Una vez más, en el discurso que dio en marzo de este año, sobre las relaciones raciales en su país, recordó esa historia personal: hijo de una mujer blanca de Kansas y un padre negro de Kenya. Su padre migró a Estados Unidos, se divorció, regresó a Kenya y abandonó a Barack. Su madre se casó con un hombre indonesio, con quien tuvo una hija, y lo envió a vivir con su abuela a Hawaii.

En aquel discurso, que a muchos les recordó a Abraham Lincoln y a Martin Luther King, dijo: "tengo hermanos, hermanas, sobrinas, sobrinos, tíos, y primos de todas las razas y de todos los tonos, dispersos a lo largo de tres continentes...".*8

En el primero de sus libros, escrito mucho antes de imaginar ser candidato presidencial, titulado Sueños de mi padre,*9 se logra dilucidar al joven confundido y reflexivo que toma tiempo en construirse una identidad propia. Estudia ciencia política en Nueva York, se va a Chicago como organizador comunitario en zonas pobres, estudia derecho en la Universidad de Harvard, se vuelve director de la revista académica de la escuela y profesor de derecho constitucional. Poco después, empieza su meteórica carrera como político.

La importancia de su historia personal no está en que sea poco común. Por el contrario, su importancia reside en que al fin y al cabo es un hombre de carne y hueso. Que ha enfrentado dificultades y las ha sorteado. Que ha dudado, cometido errores, corregido y repetido. Que ha aprendido de la experiencia y de la reflexión. Y que con todo esto se ha convertido en un fenómeno político que, gane o pierda las elecciones, ha movido a millones de personas de la inercia del miedo y la apatía, a la urgencia del entusiasmo y la esperanza.

Ésa es la historia excepcional, la de un país que está sufriendo grandes cambios y problemas, pero no por eso apunta a la mediocridad, sino que llama a que alguien se suba a la cresta de la ola.


http://andreslajous.blogs.com



Notas:

1 El género particular es conocido como mashups, en el cual se pueden mezclar dos o más canciones de tal manera que la música es de una y la letra es de otra aunque sean de diferentes géneros musicales. Según los autores del libro Millennial Makeover éste es el género musical característico de la Generación del Milenio.

2 Encuesta CBS/New York Times, 23 de octubre del 2008.

3 The Emerging Democratic Majority de John B. Judis y Ruy Teixeira, 2002.

4 Youth Came Through with big turnout, David C. King, Boston Globe, 11 de abril del 2004.

5 Millennial Makeover: My Space, YouTube & the Future Of America Politics de Morely Winograd y Michael D. Hais.

6 Declaración de candidatura de Barack Obama, 2 de octubre del 2007.

7 Democracy's Discontent: America in Search of a Public Philosophy de Michael Sandel.

8 Barack Obama, A more prefect union, 18 de marzo del 2008. (Esto no es un recurso retórico: su media hermana es asia-americana, y uno de sus medios hermanos, el más chico, es kenyano y vivió en condiciones de pobreza en Nairobi).

9 Dreams from my father: a story of race and inheritance de Barack Obama.

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He sido dirigente del movimiento estudiantil de 1968, dirigente en el PMT, miembro fundador del Movimiento de Acción Política y del PSUM en los setentas. Miembro Fundador de la UNORCA. De abril a julio de 2006 fui el coordinador general de la campaña presidencial de Patricia Mercado. Como funcionario público he sido Subsecretario en la Secretaría de Agricultura, y Subsecretario en la Secretaría de la Reforma Agraria en México entre 1988 a 1994. En 1995 me desempeñé como Director de Desarrollo Rural de la FAO en Roma y desde 1997 hasta 2005 fungí como Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Como escritor soy miembro Fundador de La Jornada y colaborador de la Revista Nexos. De 2006 a 2009 fui profesor visitante en el Taller de Teoria Política de la Universidad de Indiana en Bloomington, dirigido por los profesores Vincent y Elinor Ostrom. EN 2015 fui Profesor Tinker en la Universidad de Wisconsin en Madison. He terminado dos libros a publicarse sobre la transición política en México. He terminado un libro sobre las reformas rurales en 1991 y estoy trabajando en una trilogía novelada. El primer tomo se llama 68.

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