(Primera de cuarto entregas)
Gustavo Gordillo y Lucas Silva
El Partido de los Trabajadores (PT), fundado en 1980,alcanzó el triunfo electoral a fines del 2002 de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva después de tres intentos fallidos. Un par de años más tarde dicho partido sufriría la crisis más profunda de su historia.
Fue el 14 de mayo del 2005 cuando la revista Veja publica un video que involucra en un caso de corrupción al presidente del Partido Laborista (PTB)- partido que jugaba un papel central de gozne en la alianza de facto con el gobierno Lula-, diputado Roberto Jefferson, el mismo que posteriormente denuncia que el PT ha sobornado durante 2 años a decenas de diputados. Así empieza el escándalo.
En los meses siguientes, comienzan a aparecer nuevos nombres con altas responsabilidades en esta red de corrupción, entre ellos Delubio Soares, entonces tesorero del PT; Marcos Valerio Fernandez, publicista que através de su empresa de medios manejaba los sobornos; y hasta José Dirceu, el poderoso Ministro de la Presidencia y hombre clave en el triunfo electorla del PT, acusado por Jefferson de ser el “jefe de la mafia”.
Así los involucrados fueron implicados y obligados a renunciar, hasta llegar últimamente, al ex Ministro de Haciendo Antonio Palocci, quien fue acusado por la oposición de recibir comisiones cuando era Alcalde de Ribeirao Preto, lo cual le costó su puesto en el gobierno.
Empero la imagen del Presidente Lula no se ha visto dañada con esta crisis que él definió como “una puñalada por la espalda”.
A la renuncia de la cúpula del PT se convocaron a elecciones internas para elegir al presidente y demás miembros de la dirección del PT. Ricardo Berzoini fue el candidato de la corriente 'Campo Mayoritario', a la cual pertenece Lula, y que dirige al PT. En la segunda vuelta de las elecciones internas celebradas a fines del 2005 unos 825.000 militantes del PT fueron convocados a las elecciones internas, pero el número de votantes no superó los 250.000. Berzoini fue el vice lider en la camara de diputados por el PT y participó en varias comisiones legislativas.. Ejerció la presidencia del PT en el estado de Sao Paolo entre 1999 y 2000. Funcionario del Banco do Brasil, fue presidente del sindicato de trabajadores bancarios de Sao Paolo y luego primer presidente de la Confederación nacional de trabajadores bancarios. Fue nombrado en el primer gabinete de Lula secretario de Trabajo. Recientemente en el último escándalo político fue vinculado con una red política que estaba comprando testimonios incriminadores de sus opositores políticos. Como consecuencia de esto fue alejado de la coordinación de la campaña aunque continuo dirigiendo el PT en 2006.
De las diversas acusaciones contra el PT. ¿Cuáles son a su juicio los errores reales en los cuales incurrieron algunos de sus miembros directivos?
Hubo un sobredimensionamiento del partido, de su estructura y de sus obligaciones para proveer recursos financieros en apoyo a las campañas municipales del 2004. El PT creció muy rápidamente e intentó acompañar el ritmo de encarecimiento de las campañas políticas. Desmovilizó a su militancia, la cual comenzó a creer que lo más importante era el aparato profesional por sobre la movilización. Esto colocó en riesgo las finanzas del partido y la directiva estableció relaciones con personas que financiaban campañas, que se aproximan al partido por su presencia en el gobierno federal. Esto llevó a un proceso de finanzas no legalizadas, sin registro contable y con ilegalidades electorales.
¿Cuál es la estrategia para contrarrestar la mala imagen del PT que se ha trasmitido através de los medios?
Demostrar que no son errores del partido, sino de personas que erraron y fueron apartadas. Es una responsabilidad que nos está siendo endilgada.
¿Existe una crisis al interior del PT? De ser así, ¿cómo superarla?
Hay una crisis motivada por esta sucesión de errores políticos graves. Por otro lado hay una disputa interna sobre la evaluación de nuestro gobierno y de nuestro proyecto. Muchas tendencias, más a la izquierda de nuestro partido, aseguran que el PT se desvió de sus estrategias y objetivos. Yo creo que el PT lidió con la realidad. El gobierno trató algo típico de quien gobernando tiene que dialogar con los mercados, con otros partidos y sin una mayoría en el Congreso, reconoce que no puede implantar un proyecto más avanzado. Por lo tanto, esta crisis que ya existe, si es administrada con competencia, puede llevarnos a construir, para 2006, una propuesta de renovación política.
Desde ese punto de vista ¿por qué la gente habría de votar por Lula y por el PT otra vez?
Por un balance positivo que se hace de quien tomó un país con una gran crisis económica y consiguió controlar la inflación, acelerar el proceso de desarrollo y crear más de 5 millones de empleos. Además tenemos una serie de programas sociales, incluyendo Bolsa Familia, que le dan consistencia a una estrategia social más grande.
Basado en estos logros elaboraremos un programa de gobierno que sirva para mostrar lo que se ha hecho y qué se puede hacer en un segundo mandato, con una buena situación, la cual fue construida por este gobierno, que tiene la autoridad para presentar un programa que lleve a avanzar más en los próximos 4 años.
Considerando el complicado y volátil apoyo parlamentario que Lula ha tenido hasta el momento, el cual ha dificultado enormemente su gestión y en la eventualidad de que sea reelecto, ¿cómo se podría asegurar una mejor gobernabilidad?
En primer lugar, la reelección depende de que el pueblo lo refrende con su voto para que continúe 4 años más en el gobierno. En segundo lugar, en la medida que la campaña genere un debate con la población será posible trasmitir el mensaje que no solo se trata de votar por el presidente, sino también de asegurar una base parlamentaria alineada con los objetivos del programa de gobierno. Y en tercer lugar, reconocer que en Brasil, con el actual sistema de partidos, difícilmente algún partido tendrá la mayoría en el parlamento y que, tomando en cuenta la experiencia reciente la gobernabilidad se construye a través de acuerdos políticos transparentes, con base programática y evitando acuerdos que involucren financiamientos de campaña entre partidos. Cada partido debe cuidar su financiamiento. El acuerdo político del parlamento tiene que ser absolutamente transparente, sin ningún tipo de margen para zonas sombrías o elementos que después puedan llevar a desvíos éticos o ilegalidades electorales.
Considerando la necesidad de una coalición política estable en Brasil para gobernar, ¿por qué nunca se dio una alianza del PT con el PSDB? ¿Es posible que esto ocurra en un futuro?
Porque la historia nos colocó en campos opuestos. La verdad es que el PT y el PSDB tenían hasta 1993 una proximidad política en varios temas. Con la elección de Fernando Henrique Cardoso en 1994 y con el tipo de programa de privatizaciones y tendencia a menores regulaciones que Fernando Henrique Cardoso ofreció como programa de gobierno, el PT y PSDB fueron distanciándose cada vez más. Inclusive en la convivencia en el parlamento, el PSDB no se allanó para un proceso de negociación con la oposición, en la época liderada por el PT, el cual hubiera llevado un proceso de entendimiento más republicano, más democrático dentro del parlamento. Hoy existe una gran dificultad que tienden a tornarse insuperable,, porque en elecciones siempre se pretenden posicionar por separado el proyecto del PSDB y el del PT, lo que dificulta una política de alianzas.
¿Considera que ha fracaso el proyecto de izquierda en Brasil? ¿Cuáles son las nuevas propuestas para su futuro?
Mi evaluación es que la izquierda brasilera está en un momento de desafío. Sufrió un proceso de desgaste con esta crisis, pero por otro lado tiene un patrimonio de realizaciones que mostrar y puede enfrentar políticamente el proceso electoral con base en el diálogo. La gran realización fue hecha con el proyecto del Presidente Lula y la posibilidad de dar continuidad y profundizar los cambios está en acelerar el proceso a partir del 2007.
LA IZQUIERDA EN BRASIL: Identificar a la izquierda con la corrupción, una gran derrota. (Segunda entrega de cuatro)
Gustavo Gordillo y Lucas Silva
Cândido Grzybowski es filósofo y sociólogo. Es el director de IBASE (Instituto Brasileiro de Acción Social y Económica desde 1990.Ha sido miembro activo y uno de los principales promotores del del Foro Social de Porto Alegre, del Foro Social Mundial y miembro de su secretariado internacional. IBASE, fundada en 1981 por exiliados brasileños que regresaron a Brasil entre los cuales el legendario Betinho, es una organización no gubernamental que se especializa en investigación,consultorías y servicios técnicos basada en Rio de Janeiro. IBASE trabaja a favor de la inclusion de los pobres y de los grupos excluidos en los procesos de toma de decisions políticas. IBASE fue el principal promotor de varias campañas nacionales:la campaña por la reforma agraria (1984-1992) Etica en la política (1992-93) que contribuyó notablemente al empeachment del entonces presidente de la república Collor di Mello, Ciudadanos contra el hambre (1993-1996) y Responsabilidad social corporativa. Jugaron también, en los ochentas y noventas un papel crucial en la existosa campaña brasileña para la prevencion del SIDA.
¿Cuáles son las lecciones para la izquierda que se pueden obtener de la crisis política de Brasil?
Mirando la crisis, creo que hay cosas que se debieron aprender antes, por ejemplo, la naturaleza de un proceso de búsqueda del poder que acaba afectando al partido y su estrategia. Ahora se ve más claro, las características de este grupo hegemónico dentro del PT que niega los valores históricos del PT. Lo más grave fue que este grupo le dio prioridad a una alianza con un sector que no era del PT ni formó parte de la coalición para llegar al poder lo cual condujo a una política que iba en contra del significado mismo de la victoria electoral.
Es necesario reconocer que esta crisis significa una derrota para la izquierda. Si había algo en torno al PT, eso era una renovación de izquierda. Ahora se identifica a la izquierda con corrupción, que hacen las mismas cosas que hizo la derecha. Que los fines justifican los medios. Es una gran derrota.
Pero esta crisis también revela la fragilidad de este monstruo que es el Estado y de las instituciones democráticas que se vienen construyendo. No es posible imaginar avances democráticos en la forma en que estamos organizados. La Constitución del ‘88 es una mezcla en que se definen claramente los derechos individuales y colectivos, pero la solución institucional fue hecha para el parlamentarismo aunque se mantuvo el presidencialismo. El presidencialismo me parece es un arreglo institucional potencialmente autoritario, muy centralizador; sin los frenos que el parlamentarismo permite.
En este contexto, el PT tenía algo así como el 20% del congreso. Es imposible gobernar con el 20% del congreso. En un parlamentarismo, el legislativo tiene una gran capacidad propositiva de leyes. Esto para el modelo parlamentarista es adecuado, porque es la mayoría la que propone leyes, pero en un regimen presidencialista, con autonomía de poderes, es imposible pensar así, porque la mayor proposición legal es iniciativa del ejecutivo. Entonces para lograr aprobar las leyes, lo mínimo que puedes hacer es comprar votos, si no tienes mayoría, como ocurrió con el gobierno de Lula.
Además, el problema institucional también es que la constituyente que en cierto sentido tuvo una orientación progresista fue hecha por un congreso electo con las reglas del régimen militar que hizo adaptaciones para obtener mayorías. La distritación electoralse sesgó en contra de los grandes centros urbanos más de izquierda y favoreció mucho a las regiones atrasadas del país. Un diputado en Sao Paulo necesita algo así como 300 mil votos, en cambio en un estado más chico, como Roraima, con 120 mil eligen 8 diputados. Entonces, estos son problemas institucionales que ahora uno ve con más claridad la fragilidad que generan.
Son los problemas que afloran con esta crisis interna que van más allá de la izquierda. Demuestran que se debe avanzar en la democratización y también en respaldar el principio de la soberanía popular más claramente con el voto ciudadano.
Pero lo dramático es, desde mi punto de vista, que la izquierda niega los valores básicos de la izquierda…..Tal vez no tanto, porque en el pasado la izquierda también declaraba que “los fines justifican los medios”.
¿Cómo crees que debería reaccionar el PT para mantener el apoyo de esta masa de gente?
Yo creo que Lula se está moviendo en dirección al sector popular a partir del último mes en que afloró la crisis (agosto de 2005), precisamente para intentar rescatar este apoyo y el riesgo es que en el actual contexto que vive Lula pueda encaminarse hacia una solución muy populista.
Ha bajado un poco su apoyo en los sectores medios, urbanos y ha aumentado mucho en los sectores pobres, más populares. Muchos no votaron por Lula, pero ahora creen que está haciendo algo por ellos. Mira este programa Bolsa Familia, hay dos millones de familias y si uno cuenta con dos votos y medio por familia, es mucha gente y son los más pobres. No es por nada que el apoyo de Lula ahora viene de las regiones más pobres del país, son gente que votaba por candidatos conservadores y ahora no.
Cuando muchos analistas e incluso ciudadanos dicen a raíz de la crisis política reciente que se necesita una nueva forma de hacer política, ¿qué significa esto, cuál es esa nueva forma de hacer política?
El PT quería ser una experiencia nueva, pero al final no lo fue tanto porque tuvo esta hegemonía de los obreros que fueron los grandes actores y su dirección política. Los demás sectores son afiliados y ésta es la vieja forma. Llegaron a cometer los mismos errores de otras experiencias de izquierda en el mundo, pero el PT tenía también otro modelo que convivía en la misma organización y que consistía en rescatar a los sectores populares y no manipularlos, darles derechos, tratar de incorporarlos en la política. Esta vertiente no fue hegemónica, pero sí abrió la participación mucho más que cualquier partido en la historia de Brasil. Un cambio en ese sentido genera la necesidad de ser más abiertos a aceptar la disputa y aceptar sus principios, que significa no destruir a los adversarios. El error en el que incurrió el PT es que aquellos que no aceptaban sus reglas, fueron expulsados. Eso no es democracia. Hay que encontrar una nueva forma de arbitrar conflictos para una nueva forma de hacer política. Entonces había un discurso, pero en la práctica, una vez en el poder el PT comenzó a eliminar a los que no aceptaban las directrices. Una vieja forma de hacer política. Hay que mantener mecanismos de participación ciudadana más permanentes y más radicales, sean consejos, consultas, audiencias, etc. Mecanismos que además del voto puedan funcionar controlando a los representantes electos.
¿Hubiera sido preferible no hacer esas alianzas con partidos y personeros de derecha que hizo el gobierno de Lula y el PT para poder gobernar?
Hoy diría que sí. Diría que tal vez la capacidad de influir sería más grande en los que están en el poder. Sería más legítimo, habría más capacidad de bloquear ciertas políticas que ahora perjudican al país.
Yo no sé si la política democrática es una correlación de fuerzas. Más vale tener una fuerza bien constituida, en un grupo que aunque no esté en el gobierno,sea más eficaz en las políticas que propone, en vez de tener el gobierno y pagar el precio que están pagando en el PT.Alguien que llega al poder y que está obligado a adoptar políticas en contra de los ideales por los cuales fue electo para hacer los cambios. Es el precio que se debe pagar, y a veces no vale la pena.
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