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Thursday, September 06, 2007

Mesa: Empleo, Subempleo y Desempleo ¿Hay trabajo para los jóvenes?

EMPLEO, DESEMPLEO, SUBEMPLEO Y EMPLEO INFORMAL, LOS RETOS DE LA SOCIALDEMOCRACIA EN MATERIA LABORAL

JESSICA AGUILAR
La transformación estructural del modelo económico mexicano desde la década de los ochenta ha sido sumamente desfavorable para la población y ha generado tendencias muy nocivas difíciles de revertir: la creciente desigualdad en la distribución del ingreso, el aumento de la pobreza, la persistente caída salarial, el aumento del desempleo, el empleo informal y el subempleo y la depresión del mercado interno son nociones que caracterizan estos cerca de 25 años de neoliberalismo en México. Primero que nada, echemos un vistazo al panorama general laboral en México.

Las dimensiones del problema

En la actualidad el índice salarial no ha recuperado el nivel que tenía hace más de diez años[1]. La progresión del salario en los últimos 12 años y se puede observar que en el 2006 no se ha alcanzado el nivel salarial que se tenía en 1994:

Índice del Salario Mínimo Real (Pesos de 1994)
Período
Promedio anual
1994
13.98
1995
12.08
1996
10.89
1997
10.82
1998
10.90
1999
10.51
2000
10.60
2001
10.65
2002
10.72
2003
10.65
2004
10.50
2005
10.50
2006
10.56
Fuente: CONASAMI (2006a)

Índice del Salario Mínimo Real, 1994=100
Período
Promedio anual
1994
100.00
1995
86.46
1996
77.91
1997
77.44
1998
77.97
1999
75.22
2000
75.85
2001
76.20
2002
76.71
2003
76.18
2004
75.13
2005
75.10
2006
75.56
Fuente: CONASAMI (2006a)

El salario mínimo promedio diario en México en la actualidad es de 50.57 pesos. La razón por la que primero hemos colocado el índice del salario mínimo real y después el del salario mínimo nominal es porque aunque en el segundo se registran aumentos progresivos año con año, el valor del salario mínimo real muestra una tendencia diferente, que nos lleva a concluir que el poder adquisitivo de los trabajadores no solo no ha crecido en los últimos años sino que se ha estancado, lo que impide que se alcancen los niveles salariales de una década atrás. El siguiente cuadro muestra el salario mínimo en México en los últimos 10 años:

Salario Mínimo General Promedio en los Estados Unidos Mexicanos 1996-2006
Año
Pesos diarios
Variación respecto al periodo Interior %
1996
20.66
12.1
1996
24.30
17.6
1997
24.30
0.0
1998
27.99
15.1
1998
31.91
14.0
1999
31.91
0.0
2000
35.12
10.0
2001
37.57
6.99
2002
39.74
5.78
2003
41.53
4.5
2004
43.297
4.25
2005
45.241
4.5
2006
47.05
4.0
2007
50.57
6.07
Fuente: CONASAMI (2006b)

El salario mínimo en México está muy por debajo del valor de la canasta básica. Se calcula que en México (en 2007) el valor de la canasta básica familiar asciende a 288.23 pesos diarios (cerca de 26.20 USD), mientras que el salario mínimo, como ya hemos mencionado, es de 50.57 pesos al día (unos 4.59 USD). Con esto observamos que para que una familia pueda subsistir con los satisfactores mínimos diarios se necesita por lo menos un ingreso cercano a los 5 salarios mínimos. Con estos datos se calcula que “el salario mínimo ha acumulado una pérdida de más de 70 por ciento del valor que tenía en 1980” (Aragonés 2006).

Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI 2006), en México, hasta el primer trimestre de 2006, había 42,366,317 personas ocupadas, de las cuáles 5,810,742 reciben hasta un salario mínimo, (el 13.72%); 9,088,380 reciben entre uno y dos salarios mínimos (21.45%); 9,444,554 (el 22.29%) tienen un ingreso de entre dos y tres salarios mínimos; 7,367,092 perciben entre 3 y 5 salarios mínimos (alrededor del 17.39% de la población ocupada) y 4,718,070 gana más de 5 salarios mínimos (cerca del 11.14%). En la siguiente tabla se observa esto de manera mucho más clara:

Población ocupada según nivel de ingreso (Nacional)

Primer trimestre de 2006
Total de población ocupada
42,366,317
%
100
Hasta un salario mínimo
5,810,742
%
13.72
Más de 1 hasta 2 salarios mínimos
9,088,380
%
21.45
Más de 2 hasta 3 salarios mínimos
9,444,554
%
22.29
Más de 3 hasta 5 salarios mínimos
7,367,092
%
17.39
Más de 5 salarios mínimos
4,718,070
%
11.14
No recibe ingresos
3,629,904
%
8.57
No especificado
2,307,575
%
5.45
Fuente: INEGI (2006)

Estos datos revelan que en México casi 28 millones de personas viven con tres salarios mínimos o menos, por lo que podemos decir que perciben un ingreso menor al monto equiparado de la canasta básica. El análisis de la situación laboral en México nos lleva a describir un panorama más desolador si a estos datos agregamos los relativos a desempleo, empleo informal y subempleo.

En México la Población Económicamente Activa (PEA), población en edad de trabajar, estaba calculada al término del primer trimestre de 2006, en 43.9 millones de personas. El INEGI estima que hasta dicho periodo, la desocupación abierta afectó a casi un millón 550 mil personas, alrededor del 3.60% de la PEA (Notimex 2006a). De acuerdo con el INEGI al inicio del sexenio del Presidente Vicente Fox en el año 2000, la PEA desocupada era de 612,209 personas, mientras que hasta 2006, ese número rebasó el millón y medio de personas[2] (del total de la PEA, la cifra de desocupación registró un aumento de 1.5% a 3.6% en el periodo comentado). Por ello decir que la política económica emprendida por el gobierno de Fox no ha sido efectiva en la reactivación del empleo no es exagerado, ya que en este periodo “936 mil personas más ingresaron al ejército de la desocupación abierta” (Zúñiga 2006).

El empleo informal se estima que alcanzó en el 2006 cerca del 50% de la PEA, o sea unos 20 millones de personas[3], con lo que se contradicen algunas de las cifras oficiales, que más atrás hemos comentado. Se calcula que cada año, 1 millón 300 mil jóvenes ingresan a la PEA, por lo que se señala que el déficit del empleo en México crecerá en los siguientes años, a menos que se promueva un viraje importante en el política económica nacional (Notimex 2006b).

Por otra parte, de acuerdo con Francisco Farina, especialista del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS) 63.7% de la PEA no disfruta de los derechos de las leyes laborales, tendencia que se espera siga a la alza. La razón fundamental de esto es que continúa creciendo sin control el subempleo por el auge de las empresas de subcontratación, donde lo predominante son los bajos salarios, la falta de prestaciones y jornadas mayores a las que establece la ley. El especialista señala que en dichas empresas, también conocidas como terciarias, predominan las de labores de limpieza, seguridad y mantenimiento, y su fin es disminuir los salarios de los trabajadores, así como las responsabilidades para los patrones (Notimex 2006c). En este sentido solo 14.3 millones de personas de la PEA están registradas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por lo que el resto no cuentan con empleos con estabilidad y contratación colectiva. Del total de la PEA solo 3.7 millones de personas están sindicalizadas, aunque eso no necesariamente significa que sus derechos laborales sean defendidos de acuerdo a los preceptos constitucionales en materia de trabajo. Más adelante retomaremos este punto.

Tres distintas lecturas de un mismo problema

Dimensionar el problema, como hemos hecho en la primer parte de este trabajo, es útil para pensar algunas posibles soluciones, sin embargo hay que advertir que cualquiera que sea su matiz ideológico, todas son complejas y requieren una enorme inversión de tiempo y esfuerzo. Más aún, las posibles soluciones no se pueden basar tan solo en decisiones verticales desde un escritorio en el círculo superior de la política, no existe, tampoco en este caso, la tabla rasa, por lo que no se pueden desdeñar las dinámicas e inercias que desde el pasado han configurado un escenario en materia laboral polémico y contradictorio como el actual. Sin embargo, creemos que sí es posible poner las primeras piedras necesarias en los cambios que permitirán una nueva forma de relación laboral, basada no exclusivamente en el lucro, sino en asumir que el aparato productivo nacional es la base del desarrollo. Estos cambios tienen que ser realizados en tres direcciones diferentes:

1. En primer lugar en México es urgente un cambio en el rumbo de la política económica. El modelo neoliberal, instaurado violentamente desde la década de los ochenta, ha demostrado una incapacidad enorme para generar el crecimiento económico que requiere nuestro país. De 1980 a la fecha el promedio de crecimiento no rebasó el 2% y la alternancia partidista inaugurada en el año 2000 tampoco significó una perspectiva económica diferente, ya que el promedio de crecimiento en el sexenio de Fox apenas rebasó el 2%. Por ello, insistimos, es importante señalar que se requiere con urgencia un cambio en el modelo de desarrollo nacional. Subrayar la palabra nacional, en estos momentos, no es una cuestión de retórica, sino una necesidad central, debido a que la tecnocracia que se apoderó de las instituciones políticas en las últimas décadas fincó (aunque como hemos señalado con muy pobres resultados) el crecimiento económico en el control de las variables macroeconómicas (en especial la inflación), olvidando por completo el mercado interno y la reactivación del empleo. En cambio, se priorizó la liberalización comercial; la apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas; las privatizaciones y las desregulaciones. Hoy, nuestro país es el país que más tratados de libre comercio tiene firmados en el mundo, incluso más que los Estados Unidos. Nuestra economía está totalmente abierta al mundo, expuesta sin remedio, a los avatares del globalismo. Los productores nacionales están en competencia abierta y franca con los productores del mundo, muchos de ellos mejor preparados y capacitados para tal escenario. Frente a los gigantes como Europa, los Estados Unidos o los tigres del sudeste asiático, somos débiles y no estamos en condiciones de competir con ellos. El modelo neoliberal a la mexicana, en este aspecto, lo único que ha hecho, es abrir nuestras fronteras al comercio y las inversiones internacionales, sin mediación alguna. El campo mexicano, a partir del año que entra, tendrá que enfrentar la capacidad productiva de los altamente competitivos y subisidiados productores estadounidenses.

El modelo de desarrollo nacional al que aspiramos es un modelo basado en el fortalecimiento del mercado interno, en el pleno empleo y en la apertura comercial moderada. En este sentido, la posesión nacional de industrias estratégicas como la de generación de energía eléctrica y la del petróleo es básica. Su posesión, como lo señalaran los célebres economistas Dornbush y Fisher, es una necesidad central.

Ahora bien, aplicado en México de manera muy ortodoxa, casi dogmática, el Consenso de Washington, ha significado en los hechos un aumento muy importante de la pobreza, la marginación y la desigualdad. Cincuenta millones de pobres en un país en donde cohabita el hombre más rico del mundo es el saldo que ha dejado el modelo neoliberal. No abundaremos en este tema, simplemente debemos señalar que la llave maestra para la reducción de la desigualdad es la reactivación del empleo, pero el empleo de calidad, no los llamados Mac-empleos, que mantienen en la pobreza a los trabajadores.

2. El siguiente punto que debemos señalar es que en México, sin bien la legislación laboral establece que el empleo digno es un derecho de todos los mexicanos, la realidad es completamente diferente. Como apuntamos en la primera parte de esta ponencia, el desempleo en nuestro país es preocupante. Ante esta situación, el subempleo y el empleo informal han crecido exponencialmente como alternativas de subsistencia de millones de familias mexicanas. Por ello, afirmar que la ley mexicana en materia laboral es letra muerta, no es del todo descabellado. En este sentido, el tema del sindicalismo mexicano toma gran relevancia, ya que aunque en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (ratificada por nuestro país) y la Constitución Política se establece el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos, en la realidad la situación es muy diferente. En efecto, en México la tasa de sindicalismo no rebasa el 10% de la PEA y, todavía más preocupante aún, va en declive. Diariamente, muchos trabajadores son despedidos por intentar formar un sindicato o por realizar actividades relacionadas con cuestiones sindicales. Dentro de los pocos trabajadores sindicalizados también hay una serie de situaciones que en la realidad impiden el ejercicio del derecho fundamental comentado. El sindicalismo corporativo, encabezado por el Congreso de Trabajo, confederaciones como la CTM, la CROC u organizaciones como la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) o sindicatos como el de los profesores de primaria, impide enormemente el ejercicio activo del derecho de asociación sindical. Estos sindicatos mantienen un rígido control sobre sus agremiados, quienes aunque han resentido las consecuencias de las políticas de ajuste estructural, poco o nada han podido hacer en defensa de sus intereses. Peor aún, una parte importante de los trabajadores sindicalizados ni siquiera saben que están sindicalizados, ya que a través de contratos colectivos, llamados de protección, la STPS registra la existencia de sindicatos que en la realidad son sindicatos fantasma.

3. Finalmente el otro tema que debemos abordar aquí es el de los partidos políticos. En este sentido hay que decir que ninguno de los partidos políticos que conforman nuestro sistema político han establecido con claridad una agenda laboral concisa y menos aún, sobre los jóvenes. Por ello surge la necesidad imperiosa del fortalecimiento de un partido (como es Alternativa) que defienda una plataforma socialdemócrata, basada en el pleno empleo y el establecimiento de un régimen sindical sólido ,,,,,,,y dejar de lado la simulación y la tolerancia para con los sindicatos de estado, corporativistas, así como a sus líderes charros.

Conclusiones ¿Qué le queda a los jóvenes?

El problema central al respecto, en México es hacer una transición efectiva del empleo al trabajo un concepto que nos define como socialdemócratas históricamente, y que sin ello tocar el tema se vuelve en un diagnóstico válido para cualquier persona sin importar si postura ideológica, pero resulta impropia en una estructura eminentemente ideológica como lo es un partido politico.

¿Qué es el empleo?, es sin más la definición de los que tienen sobre los que no, es la postura que de manera absoluta reduce al obrero a algo que hace cosas y le quita la posibilidad de ser alguien que tiene derechos, aspiraciones etc…

El trabajo por el contrario es el conjunto de derechos que se le reconocen a un obrero, profesionista o intelectual que le premite el desarrollo pleno de sus potencialidades y sobre todo su capacidad de organizarce de manera política para transformar su entorno social.

Este debate que parece arcaico es fundamental para plantear el problema desde una perspectiva socialista (sin miedo a lo de socialista, que eso somos) y no sólo eso sino que es un debate concluido de manera definitiva hace ya mucho tiempo y desde muy distintas perspectivas ideológicas, para nuestra postura podría ser más cómodo utilizar la de los republicanos radicales de la segunda republica francesa que plantearon la situación de manera suficiente que les fue posible la alianza con los socialistas y de esa forma conquistar la mayoria de los derecho que hoy cualquier “EMPLEADO” francés goza.

A los jóvenes no les queda ninguna alternativa, porque las universidades públicas estan cerradas para la mayoría y los ingresos familiares no son suficientes para solventar una educación de calidad., agregando a eso los bajos salarios de los profesionistas y los pocos espacios para los miles de universitarios que se integran año con año al mercado laboral.
[1] En México, en los últimos meses del año 1994 y los primeros meses de 1995 se vivió una crisis económica de dimensiones catastróficas, lo que provocó una caída impresionante del poder adquisitivo de la población. Esta caída disparó los niveles de inflación de forma alarmante, mientras que los niveles salariales crecieron a un ritmo mucho menor. Hoy, se perciben todavía algunos de los efectos de aquella crisis.
[2] Se calcula que en números absolutos en el periodo del Presidente Fox, el número de personas desocupadas creció 153%.
[3] A este número debemos agregar cerca de diez millones de personas que han tenido que migrar a los Estados Unidos, fundamentalmente por falta de oportunidades laborales en México.

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About Me

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He sido dirigente del movimiento estudiantil de 1968, dirigente en el PMT, miembro fundador del Movimiento de Acción Política y del PSUM en los setentas. Miembro Fundador de la UNORCA. De abril a julio de 2006 fui el coordinador general de la campaña presidencial de Patricia Mercado. Como funcionario público he sido Subsecretario en la Secretaría de Agricultura, y Subsecretario en la Secretaría de la Reforma Agraria en México entre 1988 a 1994. En 1995 me desempeñé como Director de Desarrollo Rural de la FAO en Roma y desde 1997 hasta 2005 fungí como Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Como escritor soy miembro Fundador de La Jornada y colaborador de la Revista Nexos. De 2006 a 2009 fui profesor visitante en el Taller de Teoria Política de la Universidad de Indiana en Bloomington, dirigido por los profesores Vincent y Elinor Ostrom. EN 2015 fui Profesor Tinker en la Universidad de Wisconsin en Madison. He terminado dos libros a publicarse sobre la transición política en México. He terminado un libro sobre las reformas rurales en 1991 y estoy trabajando en una trilogía novelada. El primer tomo se llama 68.

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