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Monday, September 24, 2007

ROBLES MALOOF Y RODRIGO BENEDITH, SUS PONENCIAS EN EL SEMINARIO DE LA SOCIALDEMOCRACIA Y SU FUTURO EN MEXICO: UN INTERCAMBIO GENERACIONAL

EL RETO DELIBERATIVO DE NUESTRA DEMOCRACIA
JESUS ROBLES MALOOF


El sábado pasado conocimos que el mensaje que tenía preparado la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, en el marco de la entrega del primer informe de gobierno de Felipe Calderón, fue censurado burdamente por el mismo organismo gubernamental que un año antes nos presentara, a través de un mañoso manejo audiovisual y de igualmente burdas conducciones de locutores autocensurados, una toma de protesta presidencial alejada de los hechos que realmente sucedieron. Con estas acciones el actual gobierno, privó a millones de mexicanos de la posibilidad de tener información sobre los argumentos y las razones de quienes decidieron no encontrarse con Calderón, por considerarlo un presidente ilegítimo.

Podemos criticar y diferir de la postura perredista, lo cierto es que debemos condenar enérgicamente lo que constituye una falta de compromiso con la deliberación como elemento característico de toda democracia en buen estado. De la deliberación como síntoma de salud de los sistemas democráticos hablare en los minutos siguientes.

Al tiempo que en el este europeo se venían abajo los sistemas del socialismo real, la política mexicana daba muestras una transformación en clave democrática que evidenciaba el agotamiento del presidencialismo autoritario de los 70 años de régimen prísta. Globalmente el ideal democrático gano terreno en tanto fue adoptado como forma de gobierno de múltiples países en busca de nuevos referentes. En los años recientes, no obstante, la democracia se ha visto amenazada por discursos y movimientos políticos regresivos en materia de libertades y derechos fundamentales, que forman la dualidad complementaria de tipo fundamentalista Bush/Bin Laden que caracteriza la era del terror.

En América Latina la precariedad de las democracias ha colocado como tarea política prioritaria su defensa y consolidación. A pesar del arraigo de los sistemas representativos en prácticamente todos los países americanos (admitiendo un debate sobre las características democráticas de la revolución bolivariana) en nuestra región se siguen abriendo brechas de desigualdad social y no parece haber un avance sustantivo en las condiciones de vida materiales, a manera de reducción de la pobreza y generación de empleos, de sus ciudadanos.

Algún dogmático trasnochado nos podría interpelar sosteniendo que alcanzar niveles de deliberación democrática es un país tan desigual como el nuestro, es un refinamiento político intrascendente para la verdadera transformación social. Aquí lo que se impone, nos diría, es transformar el sistema neoliberal de manera radical, sostendría que la actual democracia formal es funcional al sistema de opresión y que gastar energías en estos temas es hacerle el juego a la burgesía.

Este argumento forma parte de una tradición política contraria a los valores democráticos que tiene una larga historia de debates con la socialdemocracia. La socialdemocracia cobra identidad propia, precisamente en el debate con el pretendido marxismo ortodoxo, alrededor de la democracia y el parlamento como medios para la transformación de la sociedad. La convicción de los primeros socialdemócratas en el régimen parlamentario y en la mejora progresiva de las condiciones laborales del proletariado, les llevo a apartarse de la fe revolucionaria y les alejo de profesar la idea de la inevitabilidad del colapso capitalista y de la dictadura del proletariado que postulaban sus adversarios comunistas y que pusieron en práctica con funestas consecuencias.

La socialdemocracia europea gobernó un conjunto importante de países logrando constituciones de marcado carácter social y paquetes de reformas laborales que marcaron un estándar a seguir. Tras la segunda guerra mundial consolidó poderosos estados de bienestar que parecían darle la razón histórica sobre el camino seguido. Sólo el desmantelamiento del estado de bienestar y el retiro de algunas conquistas sociales, operado desde la década de los 80 del siglo pasado, junto con la aparición de fenómenos sociales y económicos propios de la era de la globalización, ha puesto en crisis la identidad socialdemócrata.

Con excepción de Chile y Costa Rica, la vía socialdemócrata en América Latina ha tenido una suerte desigual, a pesar de un buen inicio de gestión Michelle Bachelet, toca fondo la aprobación de los chilenos a su gobierno. En la mayoría de los países los partidos socialdemócratas han perdido espacio frente a formaciones de izquierda propensas al populismo o al nacionalismo.

El compromiso con la deliberación democrática y sus mecanismos específicos, desde mi punto de vista, constituye una senda de redefinición de la identidad socialdemócrata actual.

Una de las respuestas sobre los elementos existentes en el núcleo de la identidad socialdemócrata es precisamente su compromiso con el régimen democrático, con su consolidación y su profundización. La democracia entendida en sus aspectos formales y sustanciales. En este contexto ¿que significado tendría entonces comprometerse con fortalecer el carácter deliberativo de la democracia mexicana?

En la teoría y práctica política de las denominadas democracias avanzadas de las modernas sociedades complejas, el elemento deliberativo adquiere una posición central. La formación de una genuina voluntad general, expresada políticas públicas, legislaciones e incluso en sentencias de tribunales constitucionales, solo se alcanza tras intensas discusiones en la esfera pública, en donde posiciones antagónicas develan los argumentos y las razones que subyacen a una determinada visión propia.

Para producir legitimidad no solo se requieren instituciones conformadas mediante procesos formalmente correctos o que sus decisiones sigan al pie de la letra las normas legales, con más fuerza se exige, que estas decisiones vayan acompañadas de mecanismos deliberativos que transparenten los argumentos de tal decisión y que a su vez esos argumentos pasen la prueba de la crítica pública.

La dimensión deliberativa de las democracias modernas presupone, entre otros, los siguientes aspectos sociales:

La existencia de normas constitucionales o legales que prevean mecanismos amplios de deliberación política.
Niveles básicos de educación cívica y participación ciudadana.
El compromiso de las fuerzas políticas con el marco democrático común
Una pluralidad de posiciones expresada mediante canales institucionales
Medios de comunicación que reflejen y difundan la diversidad de opiniones.
Una sociedad civil fuerte, inmersa en el seguimiento del desempeño político general.
La existencia de mecanismos legales accesibles para la obtención de información pública en un marco general de rendición de cuentas.

Estas condiciones desde mi perspectiva no necesitan pre-existir a la deliberación en si, dado que incluso el impulso deliberativo puede ir a generándolas y desarrollándolas. Las ventajas de la deliberación pública para la fortaleza democrática pueden apreciarse nítidamente en dos casos ampliamente discutidos en los medios de comunicación, los órganos legislativos y judiciales, en las aulas universitarias y seguramente en los hogares de miles de mexicanas y mexicanos.

La despenalización de aborto, o más correctamente la reformulación del tipo penal del aborto. Generó una polémica nacional cuyos ecos se sintieron en varias partes del mundo. Moviendo incluso como ustedes recordarán las conciencias del vaticano que expresó con efectividad su punto de vista. En un periodo de 6 meses se escucharon miles de voces, desde las legislativas, las perspectivas médicas, los grupos religiosos, las organizaciones de la sociedad civil, las mujeres a favor o en contra, los hombres, lo expertos en bioética, las y los constitucionalistas, las y los políticos, los ciudadanos de a pie, los artistas, los periodistas, los taxistas, los locutores, … hasta a los que no se les pedía su opinión, opinaban y debatían. Que lecciones podemos sacra de este primer tiempo de deliberación.

Conocimos la injusticia histórica con miles de mujeres, a través de conocer casos concretos de mujeres que decidieron abortar.
Conocemos también los casos de miles de mujeres que han interrumpido su embarazo legalmente y sus testimonios.
Aprendimos todos (hasta los que no querían) un poco más sobre temas de salud sexual y reproductiva, de derecho penal, de presupuesto, de proceso legislativo, de política, entre otras cosas.
La propuesta de reformas, se modifico beneficiándose del importante debate público. Hasta el punto de consolidarse como un texto jurídico consolidado con una perspectiva social.
Confirmamos también que la jerarquía de la Iglesia, no cambio y cambiará su postura y reconfirmamos también la ignorancia de los panitas en temas sexuales.
Los partidos sea a favor o en contra por fin se movilizaron, en las calles, en las plazas, afuera del recinto, en los medios y demostraron que hacen, hacemos, algo entre elección y elección.
Sospecho se leyeron y se vendieron un poquito mas de periódicos.
Sospecho también que millones de jóvenes, en la edad de la cosquilla, hablaron y discutieron más sobre temas sexuales, esperamos con sus familias, pero sobre todo con sus amigas y amigos. Vale la pena.

Sin duda la valoración integral de este debate está todavía por hacerse pero considero que dimos un paso como sociedad aquello que Patricia Mercado dijera elocuentemente, logramos despenalizar el debate y un poquito mas. Como mencioné este es sólo el primer tiempo, el segundo tiempo de este partido se jugará el próximo año en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ahí el momento deliberativo y el momento de la votación pondrán punto final al marcador. Las hostilidades se reanudarán, dentro y fuera del recinto de Pino Suárez. Estaremos ahí sin duda.

Esto me lleva a ejemplificar lo fundamental que resultó la deliberación para la consolidación de la democracia, a través de la reciente discusión que tuvo la Corte sobre la ley de medios, la llamada ley televisa. Recordarán la nula discusión que tuvo dicha ley en la Cámara de Diputados y que algunos diputados incluso nos recordaron lo que ya sabíamos… Firmaron sin leer. Recordarán también la opacidad de su discusión en el Senado. Bueno pues no debemos pasar por alto que finalmente al iniciar su discusión en la Corte un grupo de ministros se pronunciaban por no transmitir las sesiones por “lo delicado del tema”, cuestión que contradecía las flamantes disposiciones que ellos mismos habían aprobado sobre transmisión televisada de sus sesiones.

Afortunadamente, de frente a la nación, abordaron el tema y todos fuimos testigos de los resultados. Entre los que destaco, el hecho que se modificaran en la deliberación las posturas iniciales, que llegaran hasta ahí, las razones y los argumentos de especialistas en derecho a la información, académicos y operadores de radios comunitarias cuyas voces habían estado marginadas del debate. Los monopolios tramposos no se salieron con la suya, al menos por ahora.

La deliberación en la Corte como vimos, coadyuvo a la toma de una decisión importantísima en términos de derecho a la información, y tuvo también un elemento de mayor importancia, contribuyó a que el contexto de la deliberación futura, es decir, el papel de los medios de comunicación en la democracia que estamos construyendo. La deliberación en la corte ayudó a que existieran mejores condiciones para futuras deliberaciones.

Sin la intención de alargarme más, concluyo con algunas sugerencias para la reflexión y argumento también del porqué impulsar una mayor deliberación política es una propuesta socialdemócrata.

En la deliberación en ocasiones sucede que se transforman las preferencias, y en ocasiones, como lo hemos señalado, los resultados de esa transformación ayudan eliminar los desacuerdos o en todo caso a evidenciarlos, lo que le da mucha mayor claridad al campo público y a los electores, obligando a los políticos a tomar postura y abandonar la cómoda posición del avestruz. Es en este sentido un verdadero proceso dinámico de rendición de cuentas.

La deliberación debilita a los fundamentalistas quienes dan por bueno que ya saben cual es la mejor resolución de un conflicto, de una propuesta de ley o de una política pública, sin siquiera haber iniciado el debate. La posibilidad de transformación de su posición es para ellos impensable. (referéndum aborto) Ahí radica la falta de convicción democrática de algunos jerarcas de la Iglesia Católica, para quienes las respuestas a nuestros problemas están ya dadas, sólo hay que preguntarles.

A veces la deliberación puede generar el desacuerdo y hacer aparecer los conflictos. En casos como los de tipo moral, las pasiones se desbordan y paradójicamente son los liberales a ultranza quienes han intentado políticamente desactivarlos, desde las guerras de religión del siglo XVIII, creando esa dura separación de esferas privadas y públicas, tan cuestionado por ejemplo por el feminismo y por la socialdemocracia.

Incluso los detractores de la deliberación pueden alegar que la gente con intereses opuestos nos siempre están conscientes de cuán opuestos están en realidad, la deliberación puede aflorar las diferencias ampliando una división en lugar de reducirla. Eso es lo que los marxistas esperaban de la conciencia de clase, que llevaría a los trabajadores a descubrir que sus intereses irreconciliablemente opuestos a los de los patrones, lo que ayudaría a la transformación del proletariado de una clase en sí, a una revolucionaria clase para si.

Podremos incluso poner un ejemplo un poco más cotidiano. Una pareja que vive un fracaso matrimonial puede emprender un proceso para resolver antiguas diferencias y adaptarse mejor a aquellas que no puede resolver. Pero una vez emprendido el intercambio sincero pueden aflorar nuevas diferencias irreconciliables que les convenzan por el contrario a terminar con esa relación. O en sentido contrario pueden aparecer ocultas convergencias que lleven a mejorar la situación. Lo cierto es que no veo objeción alguna contra la deliberación que demerite su valor, incluso si clarifica las diferencias. Primero porque donde algunos ven un problema en el que existan y se evidencien, yo veo un valor. Si conocemos nuestras diferencias podemos actuar en tanto en la vida cotidiana, como en la política con objetivos comunes, más claros y voluntades mas concientes del programa a seguir y por lo tanto mas determinadas. Adicionalmente las posiciones que en lo individual y en lo colectivo de adoptan no son en su mayoría estáticas y puede suceder y de hecho sucede que con quienes teníamos una diferencia, ahora tenemos un acuerdo.

La creación y profundización de mayores mecanismos de deliberación es una propuesta socialdemócrata ya que permite a quienes no tienen voz, o se encuentran subrepresentados a acceder al debate político que afectará al final del camino sus vidas concretas.



EL MELODRAMA DEL DESARROLLO
RODRIGO BENEDITH

Antes que nada, quiero agradecer a la Fundación Voz Alternativa y al Dr. Gustavo Gordillo por la oportunidad de participar en este Seminario.

En efecto, el Desarrollo, el Desarrollo de forma Sustentable y la Desigualdad son retos, no solo de la Socialdemocracia en México, sino retos para las sociedades (y comunidades) nacionales y globales. Cómo se analizan y se enfrentan estos retos por la Socialdemocracia y, en particular, por un Partido Socialdemócrata en México es lo que me ocupa en lo subsiguiente. Propongo seguir una lectura particular (aunque no original) del Fausto, de Goethe, llevando a través de ésta un análisis del desarrollo como tal y sus consecuencias, para ver en dónde estamos parados, y al final aventurar una estrategia para un Partido Socialdemócrata. Inicio con el…
FAUSTO: LA TRAGEDIA DEL DESARROLLO.
Diferentes lecturas del Fausto, de Goethe, han ocupado la imaginación de varias de las mentes más brillantes de la modernidad, ejemplos hay varios desde Pushkin pasando Luckács; hasta las constantes referencias de esta obra cuando se analizan temas de coyuntura, en donde a propósito de dichos análisis frecuentemente se puede leer el adjetivo fáustico.
La lectura que comparto y sigo es la que hace Marshall Berman; donde sigue al Fausto personaje a través de una metamorfosis que concluye en un Fausto desarrollista. En está última metamorfosis, de la segunda parte de la obra, Fausto y Mefistófeles se hacen pasar por bufón y brujo respectivamente, para engañar a un joven y torpe Emperador. El trato es el siguiente: Ellos prestan sus mentes y su magia al Emperador para ayudarle a conseguir que su poder sea más sólido y eficiente. El emperador, a cambio, les dará derechos ilimitados para desarrollar la costa, incluyendo carta blanca para explotar a cuantos trabajadores necesiten y desplazar a cuantos nativos encuentren en su camino. El trato se cumple: consolidan el poder del emperador, y con ello inician las grandes obras de desarrollo. Así, con los hombres necesarios, picos y palas construye su gran obra.
Cuando Fausto supervisa su obra, toda la región que lo rodea ha sido renovada y toda una nueva sociedad creada a su imagen. Sólo un pequeño terreno en la costa sigue como antes. Lo ocupa una pareja de ancianos (Filemón y Baucis) que están allí desde tiempos inmemoriales. Fausto llama a Mefistófeles y sus hombres poderoso; les ordena que quiten de en medio a los ancianos. No quiere verlo ni saber los detalles. Lo único que le interesa es el resultado final: quiere ver, a la mañana siguiente, el terreno despejado para que pueda comenzar la nueva construcción. Aquí ocurre la tragedia del desarrollo.
Fausto pregunta a Mefistófeles cómo hizo el trabajo. Mefisto relata la buena noticia, todo está despejado, la casa de los ancianos quemada y ellos asesinados. La tragedia, sin embargo, no es la muerte de los ancianos, es la culpa y la zozobra que el acto provoca en Fausto. Todavía no está dispuesto a aceptar su responsabilidad en los sufrimientos humanos y las muertes que despejan el camino.
Así la lectura, el Fausto que operó desde la revolución industrial fue uno que mientras supervisaba su obra tardó en toparse con Filemón y Baucis. Los años setenta fue el momento, la crisis energética con sus dimensiones ecológicas y tecnológicas, económicas y políticas; enfrentó al Fausto con su tragedia.
El Fausto que invoco es aquel que tomó varias formas: desde el gran capitalista (Rockefeller y compañía) o el Estado Soviético. Para el caso específico de México, podemos verlo desde el Estado post revolucionario hasta el caso de los poderes fácticos del periodo neoliberal (Slim, las Televisoras, etc.), esos bufones y brujos prestos a compartir su magia a cambio de concesiones.
A partir de la tragedia, todos los proyectos de modernización y desarrollo que habían durado tanto aparecían como un error desastroso, un acto de maldad, un desorden cósmico.
Sin embargo, esta vez no culmina la tragedia, no se manda a desalojar a los ancianos. Una tragedia en sentido clásico es una crisis sin solución, en el momento que la crisis tiene solución la tragedia se convierte en melodrama…
FAUSTO VERDE: EL MELODRAMA DEL DESARROLLO SUSTENTABLE.
El Fausto de ahora se deshace de Mefistófeles antes de la violencia; y le refuta la afirmación de que los hombres solamente pueden hacer cosas grandiosas en este mundo bloqueando sus sentimientos de culpa y preocupación. Se lanza a las relaciones públicas. Un Fausto Verde.
Berman además de ver al Fausto como una crítica a la modernidad, ve en la obra un desafío, el de imaginar y crear nuevos modos de modernidad en los que el hombre no exista en beneficio del desarrollo, sino el desarrollo en beneficio del hombre.
La División de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sustentable, por ejemplo, propone un “Desarrollo que enfrente las necesidades del presente sin comprometer la capacidad (habilidad) de las futuras generaciones de enfrentar sus propias necesidades”.
Es un melodrama y no tragedia, porque el Fausto Verde se enfrenta al desarrollo con una nueva lógica, en palabras de Zizek, “el hombre en cuanto tal es la herida de la naturaleza, no hay retorno al equilibrio natural, lo único que puede hacer es aceptar esta fisura, esta hendidura, este estructural desarraigo y tratar en la medida de lo posible remendar después las cosas. Todas las demás soluciones – la ilusión de un posible regreso a la naturaleza, la idea de una socialización total de la naturaleza – son una senda directa al totalitarismo”.
SOMOS VERDES DE VERDAD: ¿POR QUÉ DESDE LA SOCIALDEMOCRACIA?
Sólo entendemos a esta nueva metamorfosis del Fausto por una cadena de luchas que desde sus particularidades mostraron los nuevos argumentos y posibles soluciones. El movimiento pacifista, el movimiento ecologista, etc.
Sin embargo, ésta es una metamorfosis que no termina de cuajar; el movimiento ecologista está empujando fuerte para que esto suceda. Dos visiones la detienen: Una que implica el argumento de no culpa no zozobra; y otra que aunque reconoce esas emociones, tienen como prioridad otras causas, ejemplos: pobreza y desigualdad.
¿Por qué empujar desde la Socialdemocracia? El Ecologismo no tiene, de antemano, determinada su conexión con otros elementos ideológicos; se puede ser ecologista de orientación estatal (sólo la intervención de un estado fuerte puede salvarnos), ecologista socialista (si creemos que la fuente de la despiadada explotación de la naturaleza es el capitalismo), un ecologista conservador (el hombre a de volver a arraigar a fondo en su suelo natal), y así sucesivamente.
Zizek, nos dice que este cúmulo de elementos protoideológicos, se estructura en un campo unificado mediante la intervención de un “punto nodal”, que detiene su deslizamiento y fija su significado. Por ejemplo, veamos como la ultra izquierda lo hizo: Su punto nodal era Comunismo, en ese momento se confiere significación precisa y se fija a los elementos. Así, el ecologismo tiene sentido como la lucha en contra de la destrucción de los recursos naturales como consecuencia lógica de la producción capitalista dirigida por la ganancia.
Esto mismo, me lleva a no actuar dentro de un Partido Verde; lo que hace un Partido Verde es usar como punto nodal, precisamente, Ecologismo. Como Partido Político su misión es crear hegemonía. Así como el Partido Comunista planteaba que el punto nodal era el comunismo y que la revolución mundial acabaría con la lucha de clases y con ello todas las demás luchas. Un Partido Verde plantea al estancamiento ecológico como el problema fundamental de la humanidad. Lo cual nos soluciona la metamorfosis del Fausto, pero deja a otras causas que para el contexto mexicano resultan importantes, de nuevo: la desigualdad y la pobreza.
Entonces, como dotar a un Partido para no caer en ningún fundamentalismo, y al mismo tiempo generar hegemonía. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, proponen una alternativa para una nueva izquierda, teniendo claro que “multiplicar los espacios políticos e impedir que el poder sea concentrado en un punto son, pues, precondiciones de toda transformación realmente democrática de la sociedad”. La radicalización de la democracia es la propuesta, donde se tiene una articulación de luchas particulares, ninguna de las cuales pretende ser la “Verdad”, o tener el “Verdadero Sentido” de todas las demás. El papel del punto nodal pertenece, por supuesto, a la democracia, y todas las demás luchas como una radicalización de ésta, es decir, la aplicación del proyecto democrático a nuevos terrenos. Pero este punto nodal, lejos de imponer una supresión de las diferencias, abre el espacio para la autonomía correspondiente de las luchas particulares.
En ese sentido, un Partido Socialdemócrata con esta visión, no somete las causas, las impulsa. Aquí Socialismo y Ecologismo encuentran su punto nodal en la democracia. En este sentido cuando hablamos de la redistribución de los recursos, lo importante es que puede no significar tan sólo obreros o campesinos, pues de lo que se trata es de una verdadera participación de todos los sujetos a quienes interesan las decisiones acerca de lo que va a ser producido, de cómo va a ser producido y de las formas de distribución. En otras palabras: que nadie quede fuera.

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About Me

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He sido dirigente del movimiento estudiantil de 1968, dirigente en el PMT, miembro fundador del Movimiento de Acción Política y del PSUM en los setentas. Miembro Fundador de la UNORCA. De abril a julio de 2006 fui el coordinador general de la campaña presidencial de Patricia Mercado. Como funcionario público he sido Subsecretario en la Secretaría de Agricultura, y Subsecretario en la Secretaría de la Reforma Agraria en México entre 1988 a 1994. En 1995 me desempeñé como Director de Desarrollo Rural de la FAO en Roma y desde 1997 hasta 2005 fungí como Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe. Como escritor soy miembro Fundador de La Jornada y colaborador de la Revista Nexos. De 2006 a 2009 fui profesor visitante en el Taller de Teoria Política de la Universidad de Indiana en Bloomington, dirigido por los profesores Vincent y Elinor Ostrom. EN 2015 fui Profesor Tinker en la Universidad de Wisconsin en Madison. He terminado dos libros a publicarse sobre la transición política en México. He terminado un libro sobre las reformas rurales en 1991 y estoy trabajando en una trilogía novelada. El primer tomo se llama 68.

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